Modernismo y Generación del 98 en Luces de Bohemia: Contexto Histórico y Estético

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Contexto Histórico y Estético de Luces de Bohemia

Entre los años 1890 y 1902, España vive la “crisis de fin de siglo”, una crisis universal, política, social e ideológica, que acabará siendo también estética. A la guerra de Marruecos y la pérdida de las colonias de ultramar, se suma el descrédito que reinaba en la monarquía. Los turnos de poder creaban políticos corruptos, como el personaje del ministro y su “fondo de reptiles”, que no solucionaban los problemas del país.

La dureza de la vida en el campo, la escasa industrialización y las malas condiciones de los trabajadores daban lugar a revueltas y enfrentamientos violentos entre policías, militantes políticos y obreros, simbolizados en la imagen de una madre con su hijo muerto por herida de bala en los brazos. Estos hechos sembraban el ideal revolucionario, basado en un nuevo concepto de la propiedad y el trabajo heredado de Rusia, que muchos, como el preso que coincide con Max Estrella en el calabozo, quieren llevar a Barcelona. Toda esta situación política se cristaliza de manera distinta en un grupo de escritores agrupado en dos tendencias: Modernismo y Generación del 98.

Modernismo y Generación del 98 en la Obra

Modernismo

El Modernismo se refleja en la obra en el uso del lenguaje poético, que simula el verso en las acotaciones de descripciones casi pictóricas, en el lenguaje culto de algunos personajes o en la riqueza de registros en los diálogos. El afán cosmopolita se ve reflejado en la alusión a ciudades como París o Inglaterra, y el refinamiento propio de los modernistas, como Rubén Darío, en sus estancias en los cafés.

Generación del 98

La Generación del 98 se hace presente a través de un uso predominante de la prosa, un estilo sobrio, el gusto por palabras tradicionales del habla madrileña, puestas en boca de personajes como "La Pisa Bien", y el fuerte subjetivismo con el que se tratan los problemas de España. El lenguaje describe el paisaje madrileño, la historia, los problemas sociales (entre los que destacan las citadas huelgas y manifestaciones, la Ley de Fugas...), los económicos, el paro y la pobreza, encarnados por el propio protagonista, desde el primer capítulo. Despedido del periódico para el que colabora, y con el poco dinero que percibe de la venta de sus novelas, le es imposible sacar a su familia adelante.

Confluencia de Tendencias

Vemos el choque entre Modernismo y Generación del 98 en varias partes de Luces de Bohemia. La más representativa puede ser la aparición de Max y don Latino, el artista atormentado por la amarga conciencia de su mediocridad, más asiduo de tabernas al considerarse “pueblo”, y su frívolo acompañante, don Latino de Híspalis, en el café donde se encuentra Rubén Darío. Al ver la cercanía a la muerte del poeta ciego, dada su gran desmejoría, un escalofrío recorre el cuerpo del modernista, haciéndole sentir el hastío de la vida del que trata de huir.

El Esperpento como Técnica de Deformación

Toda la obra está bañada por el esperpento de Valle-Inclán, técnica utilizada para presentar ambientes (tabernas como la de Pica Lagartos, burdeles, antros de juego, interiores míseros, calles inseguras de Madrid, descritas a pinceladas interioristas, donde la idea es crear ambientes oscuros y deformados) y personajes, a quienes degrada hasta el punto de animalizarlos o cosificarlos. Así, vemos cómo Max llama “Buey Apis” a su editor, “mi perro” a Don Latino o este, a su vez, habla de Rubén Darío como “un cerdo triste”. Representa mediante estas técnicas a borrachos, prostitutas, artistas fracasados, bohemios y marionetas del poder sin voluntad propia. Es muy propio de esta técnica el empleo de los contrastes, siendo ejemplo de ellos el entierro doloroso y grotesco de Max.

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