El Modernismo: Un Viaje a la Belleza y la Rebeldía
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Orígenes e Influencias del Modernismo
El Modernismo, un movimiento artístico que floreció desde 1880 hasta la Primera Guerra Mundial (1914), se caracterizó por su ruptura con la estética del Realismo. Los jóvenes modernistas, inconformes con el materialismo burgués de la época, adoptaron posturas rebeldes y bohemias.
Las primeras manifestaciones literarias del Modernismo surgieron en Hispanoamérica, con figuras como Rubén Darío y José Martí liderando la renovación literaria. El movimiento se rebeló contra el utilitarismo y el materialismo de la burguesía industrial.
Dos movimientos literarios franceses de la segunda mitad del siglo XIX influyeron en el Modernismo:
- Parnasianismo: Caracterizado por la perfección formal, el culto a la belleza externa y la búsqueda de una poesía serena y equilibrada. Sus temas preferidos eran los mitos griegos y la evocación de ambientes exóticos. Su lema fue "El arte por el arte".
- Simbolismo: Se propuso descubrir los significados profundos de las cosas a través de símbolos e imágenes que sugieren ideas y sentimientos. Los simbolistas utilizaron un lenguaje musical y sinestesias para evocar y sugerir.
El Modernismo tomó de los parnasianos la búsqueda de la perfección formal, los temas exóticos y el concepto de "el arte por el arte". De los simbolistas, adoptó el ritmo y la musicalidad del verso, así como el arte de evocar y sugerir.
Otras influencias notables en el Modernismo incluyen el romanticismo intimista de Bécquer, la poesía misteriosa de Edgar Allan Poe y el refinamiento de Oscar Wilde.
Temas de la Literatura Modernista
El Modernismo se centró en la búsqueda de la belleza como medio de escape de la realidad cotidiana y como forma de expresar su desacuerdo con ella.
Esta búsqueda de la belleza se manifestó en evocaciones históricas y legendarias, como el mundo oriental, la Edad Media, la mitología griega y la América precolombina. Estas evocaciones de tiempos pasados y ambientes exóticos abundan en motivos coloristas: ninfas, dioses, jardines, palacios, cisnes (símbolo de la belleza modernista), princesas, salones cortesanos y fiestas. Este mundo de refinada belleza se oponía a la vulgaridad de la vida burguesa, priorizando lo bello e inútil sobre lo materialista y práctico.
Otro tema recurrente fue la expresión de la intimidad personal, de clara inspiración romántica. La melancolía, el hastío y la tristeza reflejaban el malestar del individuo frente a la sociedad y la política de la época.