La Monarquía en la Antigua Roma: Orígenes, Reyes y Características
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Roma, en la época más antigua, tenía en la cúspide del poder a un rey (Rex) que ostentaba el poder civil, militar y religioso. Este hecho está confirmado por la tradición y por vestigios encontrados en épocas posteriores, como inscripciones alusivas al rex sacrorum (relegado a las funciones religiosas) y al interregnum.
Los Siete Reyes de Roma
Según la tradición, existieron siete reyes, cuatro latinos y tres etruscos:
Reyes Latinos
- Rómulo: Fundó Roma.
- Numa Pompilio: Rey legislador inspirado por la divinidad.
- Tulo Hostilio: Rey guerrero. Se dedicó a luchar contra las tribus.
- Anco Marcio: Promovió construcciones para ampliar y fortificar Roma.
Reyes Etruscos
- Tarquino Prisco: Realizó obras públicas.
- Servio Tulio: Creó la constitución serviana.
- Tarquino el Soberbio: Rey déspota y autoritario. Último de los reyes de Roma.
Características de la Monarquía en Roma
- Sagrada: Objeto de culto al Rey.
- Monocrática: Poder de uno solo.
- Vitalicia: El Rey se mantiene en el poder hasta su muerte.
Carácter Sagrado
El carácter sagrado se fundamenta en que el poder del rey en Roma se encontraba en la religión, no en el aspecto militar. Los poderes que el rey ostentaba se basaban en su cualidad de sumo sacerdote, como persona elegida por los dioses.
Carácter Monocrático
El carácter monocrático es discutido. A través de la leyenda se conoce una diarquía (dos en el poder), que alude a Rómulo y Remo y a los dos hijos de Anco Marcio, nombrados al frente de la ciudad.
Carácter Vitalicio
El carácter vitalicio está fuera de duda porque ha sido confirmado por la evolución posterior.
Nombramiento del Rey
El nombramiento de un nuevo rey se efectuaba por el anterior, éste decidía quién le sucedería en el poder. Si el rey moría antes de nombrar a su sucesor, el poder pasaba al Senado, y era ejercido por cada senador por turnos de cinco días. El senador en funciones de rey era denominado Interrex y su función era la Creatio (creación o búsqueda) de un nuevo rey. Cuando el rey era nombrado se le presentaba a los Comitia curiata para recibir la investidura del pueblo, es decir, su aceptación, a la que daba lugar la llamada Lex curiata de imperio (Asamblea popular de Investidura) en la que se le juraba obediencia y aceptación.
El pueblo, al aceptar al nuevo rey, le confiaba poderes de carácter religioso y militar. Para que esos poderes se consolidaran se llevaba a cabo el acto de la inauguratio (investigación) de los signos divinos, como modo para saber si los dioses estaban de acuerdo con la persona elegida para llevar a cabo la función de rey en Roma. Esas investigaciones las llevaban a cabo los sacerdotes augures en la ceremonia de los auspicios en los que se consultaba la voluntad divina a través del vuelo de las aves o en las vísceras de los animales sacrificados. Una vez concedidos los poderes, se le cedían poderes sacerdotales.
Poderes y Atributos del Rey
El rey tenía jurisdicción criminal ius vitae et necis (derecho de vida o muerte sobre la ciudadanía) en los delitos públicos. También disponía de las tierras.
En el campo militar ostentaba el mando supremo y la potestad del ius belli et pacis (derecho a declarar la guerra o a firmar la paz).
En cuanto al poder legislativo, el rey no gozaba de ese privilegio, aunque se contaba con su voluntad a la hora de dictar las leyes.
Vestía toga púrpura e iba precedido por unos ayudantes llamados Lictores, que llevaban como signos distintivos de la realeza las Faces (troncos pequeños de madera unidos con una cuerda, formando un arco) y la Segur (hacha de doble filo). El rey se sentaba en una silla alta llamada Tribunal y utilizaba la silla curul (silla de marfil), utilizada por los magistrados para impartir justicia.