Monarquía Romana: Origen, Reyes y Fin (753-509 a.C.)

Monarquía Romana (753-509 a.C.)

La Monarquía Romana abarca desde la fundación de Roma, con el gobierno de Rómulo en el año 753 a.C., hasta la expulsión del rey Tarquino el Soberbio en el año 509 a.C.

Durante este periodo, Roma fue gobernada por siete reyes, pertenecientes a dos dinastías: la Latina y la Etrusca.

Reyes de la Dinastía Latina

• Rómulo
• Numa Pompilio
• Tulio Hostilio
• Anco Marcio

Reyes de la Dinastía Etrusca

• Tarquino el Antiguo
• Servio Tulio
• Tarquino el Soberbio

Los Siete Reyes de Roma

Rómulo (753-716 a.C.)

Rómulo, fundador de Roma, instauró el sistema de gobierno monárquico. Unificó las tribus latinas y sabinas para poblar su reino. Tras un breve reinado, desapareció misteriosamente. Según la leyenda, su padre Marte lo llevó al cielo. A su muerte, fue venerado con el nombre de Quirino.

Numa Pompilio (715-673 a.C.)

Este rey organizó el culto romano, creó las escuelas sacerdotales y ordenó la construcción del templo de Jano, que permanecía abierto en tiempos de guerra y cerrado en tiempos de paz.

Tulio Hostilio (673-641 a.C.)

Rey guerrero, organizó un ejército imbatible con el que destruyó el reino de Alba, convirtiendo a Roma en la primera potencia del Lacio.

Anco Marcio (640-616 a.C.)

Conocido como el rey comerciante, fue un gobernante pacífico que transformó a Roma en un centro de intercambio comercial. Ordenó la construcción del puerto de Ostia en la desembocadura del río Tíber para incentivar el comercio.

Tarquino el Antiguo (616-579 a.C.)

Este rey consagró un templo a Júpiter en la cumbre del Capitolio. Mandó construir el Foro, la Cloaca Máxima y el Circo Máximo para los juegos populares. Introdujo el arte y la religión etruscos en Roma.

Servio Tulio (578-535 a.C.)

Ordenó la construcción de una muralla para proteger la ciudad. Como reformador social, organizó al pueblo en siete clases sociales según su fortuna para el pago de impuestos.

Tarquino el Soberbio (535-509 a.C.)

Este rey asesinó a su suegro, Servio Tulio. Fue un tirano entregado a los placeres mundanos, lo que le granjeó la antipatía del pueblo. La violación de Lucrecia, esposa de un destacado ciudadano, provocó una asamblea popular en la que se le retiró el mando. Como consecuencia, y con la aprobación del ejército, se cambió la forma de gobierno al sistema republicano, marcando el fin de la monarquía.