Moral Ilustrada: Sociedad y Humanismo frente a Hobbes y Maquiavelo
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La Moral Ilustrada: Una Perspectiva Social frente a Hobbes y Maquiavelo
Del Utilitarismo Pesimista a la Confianza en la Sociedad
Los pensadores ilustrados asumen cierta herencia de Maquiavelo y Hobbes, pero no comparten la visión totalmente pesimista de estos. Defienden que el ser humano no es inherentemente malvado, capaz de usar a otros y matarlos por su propio interés y triunfo. Proponen un utilitarismo mucho más humano que el de Maquiavelo y Hobbes.
A diferencia de Hobbes y Maquiavelo, los ilustrados no se centran en el Estado para entender al ser humano y la moral. En su lugar, introducen el concepto de sociedad como alternativa al Estado y la política. Buscan comprender al individuo y la moralidad desde la perspectiva social: un mundo de conversaciones, intercambios, vida social, relaciones que dulcifican nuestras pasiones y nos enseñan a vivir educadamente, siguiendo reglas de comportamiento.
El ser humano sigue siendo interesado, pero también tiene en cuenta el interés de los demás. El ser humano puede llegar a no robar porque entiende que los demás tienen derecho a no ser robados; esto se basa en la empatía. Es comprender que todos buscamos intereses propios y que, en ese sentido, somos iguales.
Reconstrucción Moral en la Modernidad: Pasiones, Sentimientos y Progreso
La Ilustración y su moral forman parte del espíritu de la modernidad porque, al igual que Maquiavelo y Hobbes, rompen con la herencia del cristianismo, el aristotelismo y el republicanismo. Aunque se sitúan en la línea del utilitarismo de Hobbes y Maquiavelo, se diferencian en que estos últimos a menudo contraponen al Estado y al individuo. Los ilustrados, en cambio, introducen la sociedad como un espacio intermedio entre el estado de naturaleza y el Estado político. Esta perspectiva social les permite recuperar la naturaleza humana como fundamento de una moral más humana.
La moral, así, vuelve al individuo y deja de ser meramente un instrumento del Estado para controlar las pasiones. Recuperan la confianza en las responsabilidades morales internas, guiadas por las pasiones (defienden la expresividad pasional del ser humano, lo que algunos vinculan a un capitalismo utópico).
Consideran sentimientos morales clave:
- Empatía
- Prudencia
- Sociabilidad
- Benevolencia
- Justicia
Sostienen que las pasiones humanas, dulcificadas por la interacción social, pueden transformarse en estos sentimientos morales. Aunque mantienen una base utilitarista y materialista, confían en el ser humano, entendiendo que mediante la interacción social y las propias capacidades, es posible desarrollar sentimientos morales partiendo de elementos más básicos como los intereses y las pasiones iniciales. Se trata de emociones refinadas, pasiones civilizadas. En esencia, reconstruyen la moral.
Esta reconstrucción moral se apoya en la idea de progreso, impulsado por factores como:
- Conocimiento
- Comercio
- Lujo
- Laboriosidad
Argumentan que los cambios de su época (avances en conocimiento, comercio, crecimiento de las ciudades, etc.) son cruciales. Sin este progreso, la 'alquimia moral' de transformar pasiones en sentimientos morales no habría sido concebible. El progreso revela la posibilidad de una vida social más rica y compleja (en contraste con las sociedades más duras en las que vivieron Maquiavelo y Hobbes), un espacio vital entre el individuo egoísta y el Estado autoritario.