La Moralidad Humana: Un Viaje Filosófico por la Libertad y las Facultades Éticas
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La Vida Moral: Fundamentos y Autodeterminación
La palabra moral proviene del latín "mos, moris", que significa costumbre o carácter. La moral es la ciencia humana que reflexiona sobre el comportamiento humano y sus principios.
La vida moral no se puede definir simplemente como un conjunto de normas que debemos seguir. Como decía San Gregorio: "Somos padres de nosotros mismos". La bondad moral de una persona, la belleza de un corazón humano, depende de nosotros mismos; nosotros somos quienes elegimos lo que queremos ser.
Entendida en su verdadero sentido, la libertad es un elemento crucial para elegir lo que queremos ser. No nacemos de una manera determinada, sino que nos construimos a través de nuestras decisiones.
La vida moral es la capacidad que tiene la persona de determinarse en relación con el bien o el mal moral y, al mismo tiempo, es el medio para realizar nuestra vocación humana. La relación fundamental que tenemos como seres humanos es amar y ser amados. La vida personal humana no termina aquí; va más allá, porque la vocación humana es más grande que todo esto.
Conceptos Clave y Facultades Humanas
Todo lo que estructura al ser humano está dotado de facultades. No solo somos cuerpos físicos, sino que poseemos una serie de facultades inmateriales. En el pensamiento confluyen varias facultades humanas (unas materiales y otras inmateriales). En el ámbito inmaterial, destacamos dos facultades fundamentales:
La Razón o Inteligencia
La razón o inteligencia es la facultad que nos permite conocer el bien o el mal moral objetivo y la verdad, tanto a nivel de principios como en el ámbito del bien práctico.
La conciencia es el uso recto de la razón. Cuando pensamos en el uso recto de la razón en el ámbito moral, hablamos de conciencia. Es la voz interior que nos indica si lo que hacemos está bien o mal; es una facultad que necesita ejercitarse. Como se suele decir: "El que no vive como piensa, piensa como vive."
La Cuestión Socrática
Según la perspectiva socrática, una persona no puede conocer el bien y no realizarlo. Cuando se obra mal, es por ignorancia del bien; si no se realiza el bien, es porque no se conoce.
Frente a esta postura, San Pablo, en su epístola a los Romanos, expresa una profunda división interna: «Descubro una ley dentro de mí que me lleva a sentirme dividido, porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.»
La Voluntad
La voluntad es la facultad del querer. Es la sede de la decisión; el "yo", que es el centro de la persona, es quien decide. Otras realidades que influyen en la voluntad son los sentimientos, los deseos y las pasiones.
La libertad es una tarea continua. Al ejercicio constante de rectificar y orientarse hacia el bien se le denomina virtud: una disposición estable de la voluntad hacia el bien. Una persona que se acostumbra a obrar el bien es una persona virtuosa.