Movimientos artísticos del siglo XIX y sus principales obras

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Grupo de Berlín: tenía ideas marxistas y una fuerte carga política. Sus influencias venían del expresionismo alemán. Su pintura figurativa se acompañaba de una intensa carga satírica, con dibujo cercano a la caricatura, de una gran libertad expresiva. Su arte se empleó como medio de denuncia social. Los artistas de la nueva objetividad emplean la figuración para abordar con acidez implacable temas como la prostitución, la guerra y la deshumanización de las costumbres. Destacaron: George Grosz – Metrópolis // Otto Dix – Calle de Praga // Max Beckmann – Autorretrato como soldado.

Escultura dadaísta: el grupo de Zúrich contó también con escultores, cuyas obras fueron de burla y crítica del arte tradicional y la cultura burguesa. Principales escultores: Marcel Duchamp – Rueda de bicicleta sobre un taburete; La fuente. // Hans Arp – Cabeza de Tzara.

(COMENTARIOS) IMPRESIÓN SOL NACIENTE

Pintada en 1872 por Claude Monet, este óleo sobre lienzo dio nombre a todo un movimiento artístico (impresionismo).

En esta obra el autor nos muestra tres botes de remos que navegan por el puerto de la Havre, mientras al fondo, entre la niebla matinal y la humareda de las chimeneas de las fábricas, sale el sol.

Con una pincelada suelta y vigorosa, el pintor prescinde del dibujo centrándose en los efectos que la luz del amanecer ejerce sobre los objetos. Los botes y las personas que navegan en ellos quedan reducidos a simples manchas y la técnica utilizada es fruto de la espontaneidad e inmediatez que exige la pintura al aire libre y el deseo de captar no la representación real del amanecer en el puerto, sino la impresión causada por el amanecer y los efectos que la luz matinal provocan en el agua y el horizonte donde el humo expulsado por las chimeneas, símbolos de la era industrial, se mezclan con la neblina matinal.

Manet junto a otros pintores como Renoir, Degas o Pissarro revolucionaron la pintura alejándose del dibujo y la función de representar la realidad que tradicionalmente durante siglos se le había atribuido a la pintura.

MOULIN DE LA GALETTE

Óleo sobre lienzo realizado en 1876 por el pintor impresionista francés Renoir.

La obra representa uno de los muchos bailes que tenían lugar junto al "Moulin de la Galette" en el barrio de Montmartre, en París. La escena tiene lugar en el exterior y aparecen numerosos personajes charlando unos y bailando otros, bajo una luz que se proyecta a través de las copas de los árboles. El cuadro se organiza claramente a través de una diagonal que recorre el cuadro dividiéndolo en dos espacios, el inferior ocupado por hombres y mujeres, organizados en círculo alrededor de una mesa y un banco, charlan de manera distendida. En la mitad superior formando un círculo más amplio aparecen varias parejas bailando. En toda la obra vemos ya inequívocas señales de la técnica impresionista como puede ser el propio tema, la vida urbana tan del gusto de este pintor, como el predominio del color que se aplica a base de pinceladas sueltas y el interés del pintor por captar la luz, filtrada a través de los árboles y que se proyectan en los trajes y en el suelo creando manchas de luces y sombras, violáceas y amarillentas en el suelo o pardas y marrón en la chaqueta del hombre sentado en la silla de espaldas al espectador. El dibujo prácticamente desaparece bajo las pinceladas de color. Asimismo, el pintor ha alterado las leyes de la perspectiva situando dos puntos de vista diferentes dentro de la misma obra, así el grupo inferior, más próximo al espectador, se ve desde un punto de vista alto mientras que las parejas que bailan al fondo tienen un punto de vista frontal.


BODEGÓN CON MANZANAS Y NARANJAS

Óleo sobre lienzo pintada por Paul Cézanne entre 1895 y 1900. Empieza a pintar dentro del grupo Impresionista, pero sólo unos años, porque pronto le cansa ese tipo de pintura y emprende un nuevo estilo muy personal y diferente.

Representa un bodegón o naturaleza muerta, género representado en variadas ocasiones por el pintor pues le permitía experimentar en su visión de la pintura. El protagonismo en la pintura deben asumirlo las formas que se perfilan en los objetos y lugares que pintamos, porque son precisamente las formas de las cosas las que nunca cambian por diferente que sea la luz que les dé, y porque son las formas las que realmente sabemos siempre cómo son.

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