Movimientos nacionalistas periféricos en España a finales del siglo XIX
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Renaixença y catalanismo
En Cataluña surgió un movimiento cultural: la Renaixença, que abarcaba diversos campos de la actividad intelectual, utilizando como instrumento la lengua vernácula. Valentí Almirall abanderó la línea del catalanismo moderno, centrando la cuestión en el hecho del federalismo como la fórmula idónea para superar y unificar las distintas posiciones antagónicas de las burguesías particularistas. Su planteamiento era regenerador, autonomista y no independentista, con el objetivo de derrocar el burocratismo centralista y agrario. Almirall fundó, en 1882, el Centre Catalá como entidad patriótica que estuviera por encima de los partidos existentes y que sirviera de nexo de unión entre la burguesía federal y la conservadora, pero esta última formó su propia asociación en 1887, la Lliga de Catalunya. En 1891 volvieron a encontrarse el Centre y la Lliga gracias al esfuerzo conciliador de Prat de la Riba, protagonista del regeneracionismo de fin de siglo, y el resultado fue la Unió Catalanista, que en su asamblea de Manresa en 1892 sentó las bases del nacionalismo catalán posterior (Bases de Manresa).
Nacionalismo vasco
El nacionalismo del País Vasco aportó dos tipos de reacciones y filosofías que iban a entrar en el siglo XX: la de los que supieron rentabilizar perfectamente la situación para transformar la pérdida en conciertos económicos con Madrid en provecho propio, y la de los que, apelando al tradicionalismo, defendieron la recuperación íntegra de los fueros. El padre y propulsor del nacionalismo vasco fue Sabino Arana, siempre desde una perspectiva fuerista tradicional para así recuperar los fueros totales, es decir, la plena soberanía, la cual significaría independencia. Alcanzarla no era sino volver a la libertad originaria, a la esencia histórica del pueblo vasco, a la Ley Vieja. Se fundó el Partido Nacionalista Vasco (1895) con una voluntad de restaurar en el territorio el orden jurídico tradicional. Fue entonces cuando apareció la tensión interna entre los defensores de la independencia y los que buscaban, como objetivo más viable y práctico, la autonomía dentro del Estado español.
Nacionalismo gallego
El nacionalismo gallego fracasó en su intento de construir una fuerza política galleguista, pero logró edificar una ideología diferencialista. Alfredo Brañas fue uno de los principales ideólogos y representante del galleguismo, que no pretendía alcanzar un Estado independiente, ni siquiera un federalismo, sino un modelo jurídico-político de descentralización designado con el término de autonomía.