Movimientos Políticos y Conflicto Hispano-Estadounidense a Finales del Siglo XIX

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Carlismo

Pese a la derrota de 1876, el carlismo seguía teniendo el apoyo de un importante sector de la opinión pública española, aunque esa fecha marca el paso de una etapa de confrontación armada a una de lucha política. Los carlistas tenían una notable implantación en algunas regiones, sobre todo en Navarra, en zonas del País Vasco, en la Cataluña interior y en algunas zonas dispersas repartidas por toda la Península. En 1888 el carlismo se dividió: un grupo de carlistas formó el Partido Integrista, dirigido por Cándido Nocedal y caracterizado por su ultracatolicismo y tradicionalismo. El sector más propiamente carlista se reestructuró tras la escisión de 1888 y dio lugar a las Juntas Tradicionalistas, verdaderos órganos de coordinación y propaganda en las provincias y localidades.

Republicanismo

Si algo caracteriza al republicanismo español tras la experiencia del Sexenio es la desunión, divididos en tendencias y personalismos. Hubo varias corrientes republicanas:

  • El Partido Posibilista o republicano histórico. Es el más moderado, consideraba “posible” que la monarquía asumiese principios democráticos, su líder era Emilio Castelar. Su base social era la burguesía y las clases medias urbanas, acabará integrándose en el Partido Liberal de Sagasta.
  • El Partido Republicano Progresista de Ruiz Zorrilla, mantuvo su republicanismo más radical, apoyando, incluso, motines y levantamientos a favor de la República, lo que le obligó a abandonar España.

Sabino Arana. Tema 6. El régimen de la Restauración (1874-1902).

  • El Partido Republicano Centralista, dirigido por Nicolás Salmerón. Contrarios al pronunciamiento como medio para conseguir la República, prefería la lucha electoral.
  • El Partido Federal de Pi i Margall fue el mejor definido, el más coherente con las ideas del Sexenio. De origen urbano y con implantación rural, defendían la descentralización y el anticlericalismo.

Aunque eran corrientes minoritarias, su papel social era más importante que sus resultados electorales, esto se explica, en parte, por el degradado sistema electoral de la Restauración.

Intervención de Estados Unidos en la Guerra de Cuba y Filipinas

En 1898, Estados Unidos se decidió a declarar la guerra a España. El pretexto fue el hundimiento, tras una explosión de uno de sus buques de guerra, el Maine, anclado en el puerto de La Habana (15 de febrero). En marzo, los EE.UU. amenazan con intervenir si España no les vende por 300 millones de dólares la isla de Cuba. La oferta es rechazada, pero el 20 de abril llegaba el ultimátum estadounidense por el que se exigía a España la renuncia a la soberanía sobre Cuba en un plazo de tres días. El 25 de abril, los americanos declaran la guerra a España, interviniendo en Cuba y en Filipinas, desarrollando una rápida guerra que terminó con la derrota de la escuadra española en Cavite (Filipinas) (1 de mayo) y Santiago (Cuba) (3 de julio). Al mismo tiempo, la intervención de Estados Unidos en Filipinas propició un nuevo alzamiento en la isla que finalizó con la expulsión de los españoles. A finales de julio fuerzas americanas desembarcan en Puerto Rico y ocupan la isla. En diciembre de ese mismo año se firmó la Paz de París, que significó el abandono, por parte de España, de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas que quedaron a partir de ese momento bajo la influencia y dominio americano.

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