Mudéjares y Moriscos en España y el Trabajo Indígena en América: Dos Realidades de la Conquista

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Mudéjares y Moriscos: De la Convivencia a la Expulsión

Se conoce con el nombre de mudéjares a la población musulmana que permaneció en algunos territorios de la Península Ibérica tras la reconquista cristiana sobre el territorio de Al-Andalus. Se les permitió conservar su religión, sus costumbres, su cultura y su lengua materna, y se organizaron en aljamas que gozaron de la protección real.

Las zonas donde tuvieron mayor presencia fueron las áreas rurales y señoriales del valle medio y bajo del Ebro y del reino de Valencia. La palabra “mudéjar” significa “vasallo” o “sometido”, lo que indica que gran parte de ellos vivían en zonas de señorío, dedicados a la agricultura, aunque también se les encontraba como artesanos o en la construcción (dando lugar al conocido arte mudéjar). De hecho, la impronta de este arte se aprecia aún hoy en día en la arquitectura, con ejemplos sobresalientes en Aragón.

En un principio, las comunidades mudéjares vivieron pacíficamente bajo la protección señorial, debido a la rentabilidad que para la nobleza suponía su mano de obra. Así pues, durante muchos años hubo una coexistencia respetuosa entre cristianos y musulmanes. No obstante, estas poblaciones estaban sometidas a una cierta segregación social y a unas cargas fiscales mayores que las soportadas por la población cristiana. Con el tiempo, la tolerancia religiosa declinó, especialmente tras la toma de Granada (1492), y se caminó hacia la unidad religiosa. A comienzos del siglo XVI fueron obligados a convertirse al cristianismo, momento a partir del cual se les denomina cristianos nuevos o moriscos.

Ya a finales del siglo XVI se consideró la posibilidad de la expulsión de estas comunidades, aunque no se llevó a cabo entonces. Fue finalmente en 1609 cuando el rey Felipe III, alegando su condición de malos cristianos y de potenciales aliados de los turcos, expulsó a estas comunidades de España, lo que conllevó una gran pérdida tanto económica como demográfica, especialmente en la Corona de Aragón.

El Trabajo de los Indígenas Americanos tras la Conquista

La conquista de América se realizó entre 1492 y 1560. Los protagonistas, los descubridores, buscaban oro y fama. Una de las consecuencias de la ocupación militar fue la explotación económica de los indígenas por parte de los colonos españoles. La propiedad de la tierra pasó a manos de estos últimos y se instauró una estructura social en la que los castellanos ocupaban los puestos más altos y los indios estaban en las posiciones sociales más bajas.

La Encomienda: Un Sistema de Explotación

La utilización de la mano de obra indígena se hizo a través del sistema o institución de encomiendas. La encomienda era un sistema intermedio entre el feudalismo europeo y el caciquismo indígena. Cuando se hacía el reparto de las tierras entre los conquistadores, se distribuían con ellas los indios para su cultivo, los cuales se encomendaban a la custodia del encomendero, el nuevo propietario de la tierra.

Teóricamente, al encomendero se le asignaron unos derechos y unos deberes:

  • Recoger el tributo indígena para la Corona.
  • Evangelizar y proteger al indio.
  • Pagarles un salario adecuado.
  • Alimentarles.
  • Respetar sus bienes y no considerarlos vasallos.
  • Jamás podía tratarle como una cosa, ni inferirle malos tratos.

En la práctica, el sistema era una simple explotación de los indígenas. Fray Bartolomé de las Casas denunció esta situación a la Corona.

Las Leyes de Indias y su (In)Eficacia

La Corona actuó a través de las denominadas Leyes de Indias, aunque con escasos resultados. Sin embargo, en 1542 se publicaron las famosas Leyes Nuevas, que prohibían los servicios personales de los indígenas encomendados y preparaban la abolición del régimen, determinando que ninguna encomienda podía ser vendida o heredada. Esta ley provocó violentas sublevaciones en Nueva España y en el Perú. Además, los encomenderos se opusieron a estas nuevas leyes y no las cumplieron. La Corona cedió, excepto en la abolición de los servicios personales, que quedaron sustituidos por un tributo. A partir del siglo XVII, debido a la búsqueda de nuevos recursos en las colonias y a las pérdidas de la demografía indígena, las encomiendas fueron perdiendo importancia, aunque pervivieron en zonas periféricas hasta que la institución fue abolida finalmente en el siglo XVIII.

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