Mujeres y Transformación Social: Desafíos en el Ámbito Laboral y de Cuidados

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Las Mujeres como Protagonistas de su Propia Historia: Un Cambio de Paradigma Social

Las mujeres experimentan profundos cambios en su vida cotidiana que las lleva finalmente a cuestionar todo el modelo social.

El resultado es que la organización de nuestras sociedades, vista desde fuera, puede parecer absolutamente absurda e irracional. Probablemente un extraterrestre quedaría asombrado de la pésima organización social de nuestra sociedad. Sin embargo, tendríamos que aclararle que está equivocado: no se trata exactamente de una mala organización, sino de una sociedad que continúa actuando como si se mantuviera el modelo de familia tradicional, es decir, con una mujer ama de casa a tiempo completo que realiza todas las tareas de cuidados necesarios. Y si esta mujer quiere incorporarse al mercado laboral, es su responsabilidad individual resolver previamente la organización familiar. Es decir, las organizaciones e instituciones sociales —y la sociedad en general—, siguen sin considerar que el cuidado de la vida humana sea una responsabilidad social y política. Esto queda claramente reflejado en los debates sobre el Estado del Bienestar, donde es habitual que educación y sanidad se discutan como los servicios básicos y necesarios que debe ofrecer el sector público y, sin embargo, nunca se consideran los servicios de cuidados.

De la Invisibilidad a la Doble Presencia/Ausencia de las Mujeres

A medida que las mujeres se han introducido en el mercado laboral, ha ido desapareciendo el modelo familiar “hombre proveedor de ingresos-mujer ama de casa” y se ha ido abriendo paso un nuevo modelo que tiende a consolidarse. El hombre mantiene su rol, pero la figura del ama de casa tradicional tiende a desaparecer.

No obstante, el proceso de incorporación laboral de las mujeres ha significado para ellas introducirse en un mundo creado por y para los hombres. En este sentido, la experiencia cotidiana de las mujeres es una negociación continua en los distintos ámbitos sociales —como cuidadoras responsables de los demás y como trabajadoras asalariadas con todas las restricciones y obligaciones que ello significa—, que se traduce en la imposibilidad de sentirse cómodas en un mundo construido según el modelo masculino.

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