El Mundo Real vs. el Mundo de las Ideas: La Crítica de Nietzsche a Platón

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La Crítica de Nietzsche a la Metafísica de Platón

Comparación: Nietzsche realiza una dura crítica a la filosofía de Platón. Platón distingue dos mundos: el mundo de las Ideas, un mundo suprasensible, inmutable, eterno, perfecto e inteligible; y el mundo sensorial, cambiante, imperfecto y sensible. Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica desde Platón reside en la invención de un mundo racional y la desvalorización del mundo sensible, el mundo del devenir. “El máximo error de la metafísica es haber admitido un “mundo verdadero” frente a un “mundo aparente”, cuando solo este último es real”.

La Metafísica Tradicional según Nietzsche

Según Nietzsche, la metafísica tradicional considera al mundo como un cosmos y no como un caos, al creer en la racionalidad intrínseca de la realidad. Las entidades racionales son puras ficciones, nada garantiza su existencia. No existen verdades absolutas ni una causa que explique y origine la vida; la vida y la realidad son un continuo devenir y tienen causa en sí mismas. Una consecuencia de la invención del mundo verdadero es la valorización positiva del mundo del espíritu y la valorización negativa de la corporeidad. Nietzsche propone un solo mundo: el sensible y real.

El Nihilismo en la Actualidad

Actualidad: Ha pasado más de un siglo desde que Nietzsche diagnosticara el nihilismo como la enfermedad de su época. Hoy en día, los síntomas de esa enfermedad se han extendido al máximo. Nunca antes la creencia en Dios fue algo tan discutido. Hoy, las creencias religiosas se relegan al ámbito personal, se consideran una cuestión subjetiva. El cristianismo ha perdido gran parte de su influencia ideológica. Hoy en día, acostumbrados a la diversidad de opiniones, el dogmatismo es imposible. En nuestra época, casi “todo vale”.

El Superhombre y los Valores Falsos

Sin embargo, no hemos evolucionado hacia ese Superhombre que Nietzsche esperaba. Hemos sustituido los valores ficticios del platonismo y el cristianismo por otros, igualmente falsos. Hoy, nuestros valores, aunque puedan parecer cercanos al vitalismo que Nietzsche defendía (culto al cuerpo, disfrute de la vida, sexo, poder, juventud, etc.), no son más que una imposición del mercado que inventa necesidades y valores para guiarnos al consumo. Nietzsche aspiraba a que el hombre viviera la vida asumiendo tanto el placer como el dolor que conllevara, y no esta versión light y edulcorada que nos transmiten los anuncios, que son los pulpitos ideológicos de nuestro tiempo.

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