Música Renacentista: Madrigal, Chanson y Ópera
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El Madrigal
El madrigal, musicalmente, reconoce sus orígenes en la frottola, con influencias de otras formas musicales como el motete y la chanson francesa de la música renacentista. Generalmente, el nombre se asocia al madrigal de principios del siglo XIV en Italia. Es la forma más característica de la polifonía profana de finales del Renacimiento, el símbolo de la música profana renacentista. Nace dentro del espíritu iniciado por Petrarca. De carácter descriptivo, pretende, a través de la unión de la letra y la música, expresar los sentimientos del hombre como ser profano.
En un principio, los madrigales trataban temas pastoriles, pero pronto se extendieron al terreno satírico y humorístico. Los madrigales más comunes se componían sobre poemas estróficos con versos de 7 y 11 sílabas; el compositor ponía música a cada verso individualmente sin apenas repeticiones: la textura habitual era a 5 o 6 voces a capella, aunque también pueden llevar acompañamiento. Se basa en una imitación motívica, con partes homofónicas y una elevada expresividad adaptada al texto, de forma que la música describe el significado de las palabras. Eran más complejos y tenían un lenguaje musical muy difícil, con uso de la imitación y de otros recursos de la polifonía culta.
La Chanson
La chanson es una pieza musical polifónica del Renacimiento. Representaban formas fijas como baladas, rondó o virelay, aunque posteriormente los compositores usaban la poesía popular en variedad de formas musicales. Las chansons eran para dos, tres o cuatro voces, algunas veces acompañadas por música instrumental. Utilizaban el metro binario, la melodía está en la voz superior. Los temas de sus textos son variados, aunque principalmente el amoroso. Entre sus compositores conocidos tenemos a Joaquin Des Prez.
La Ópera
Orígenes de la Ópera
Algunos autores señalan como precursores formales de la ópera a la tragedia griega, a los cantos carnavalescos italianos del siglo XIV (la mascerata italiana) y a los intermedios del siglo XV (pequeñas piezas musicales que se insertaban durante las representaciones teatrales).
Primeras Óperas
Dafne de Jacopo Peri fue la primera composición considerada ópera, tal como la entendemos hoy. Fue escrita alrededor de 1597, bajo la gran inspiración de un círculo elitista de literatos humanistas florentinos, conocidos como la "Camerata de' Bardi" o "Camerata Florentina". Significativamente, Dafne fue un intento de revivir la tragedia griega clásica, parte del más amplio revivir de las características de la antigüedad, propio del Renacimiento. Los miembros de la Camerata consideraban que las partes corales de las tragedias griegas fueron originalmente cantadas, y posiblemente el texto entero de todos los roles; la ópera entonces fue concebida como una manera de "restaurar" esta situación.
El honor de ser la primera ópera que aún se presenta regularmente le corresponde a L'Orfeo de Claudio Monteverdi, compuesta para la corte de Mantua en 1607.
Claudio Monteverdi
Un compositor clave en la transición
Monteverdi: Claudio Monteverdi (Cremona, Lombardía, 15 de mayo de 1567 - Venecia, 29 de noviembre de 1643) fue un compositor italiano. Marcó la transición entre la tradición polifónica y madrigalista del siglo XVI y el drama lírico y la ópera del siglo XVII. Fue la figura más importante en la transición entre la música del Renacimiento y el Barroco.
Tras estudiar y trabajar las experiencias de la escuela florentina, escribió dramas líricos: La favola d´Orfeo (1607) y Ariadna (1608); la primera fue totalmente innovadora, ya que combinaba la fuerza dramática y la expresividad de la orquesta. Fue autor de los últimos madrigales y el primer compositor de ópera.