La Música en el Renacimiento: Josquin des Prez, Humanismo e Imprenta Musical
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1.3.- Josquin des Prez
Pocos músicos han disfrutado de tan alto renombre o ejercido una influencia tan grande como Josquin des Prez (ca. 1450-1521). Ocupó toda una serie de puestos de prestigio en cortes e iglesias de Francia e Italia y sus composiciones aparecen en gran número de manuscritos y antologías impresas.
1.3.1.- Motetes
En sus motetes, Josquin comparte rasgos comunes con sus contemporáneos: la claridad en el fraseo, la forma y la organización tonal, las melodías fluidas y melodiosas, las texturas transparentes, el uso de la imitación y de la homofonía… Sin embargo, más allá de estos rasgos compartidos, Josquin es especialmente afamado por su manera de reflejar las palabras y ello de dos maneras: a través de la representación del texto, mediante el uso de gestos musicales que refuerzan las imágenes del texto, y en virtud de la expresión del texto, al transmitir a través de la música las emociones que el texto sugiere. Josquin ha sido considerado mucho tiempo como el primer compositor que usó la representación y la expresión del texto de manera consistente y reconocible, aun cuando otros miembros de su generación también lo hiciesen.
1.3.2.- Misas
Las misas de Josquin son muy variopintas y destacan por su inventiva técnica. La mayoría emplean una melodía profana como cantus firmus. En la Missa L'homme armé, Josquin traspuso la conocida tonada L'homme armé en grados sucesivos del hexacordo -Do para el Kyrie, Re para el Gloria y así sucesivamente-. En la Missa Hercules dux Ferrariae utilizó como cantus firmus un “sujeto extraído de las vocales” de una frase, haciendo que cada vocal indicase una sílaba correspondiente del hexacordo. La Missa Malheur me bat de Josquin ilustra una nueva concepción a la hora de fundamentar una misa en una obra polifónica. En lugar de usar una voz como cantus firmus, el compositor toma exhaustivamente material de todas las voces del modelo y reelabora los motivos característicos de este último. Una misa compuesta de este modo se denomina una misa de imitación (o misa parodia), por el hecho de imitar otra obra polifónica. En torno a 1520, la misa de imitación empezó a desplazar a la misa cantus firmus como tipo de misa más común. La Missa Pange lingua, una de las últimas compuestas por Josquin, representa otro tipo nuevo de misa, la misa paráfrasis. Está basada en el himno en canto llano Pange lingua gloriosi. Pero en lugar de utilizar la melodía del himno como cantus firmus, Josquin hizo una paráfrasis de la misma en todas las voces, enteramente o en parte, en cada movimiento. Las frases procedentes de la melodía del himno se adaptaron como motivos imitativos o, en ocasiones, en textura homofónica. Aunque los compositores siguieron escribiendo misas cantus firmus en el siglo XVI, cada vez se orientaron más hacia las misas de imitación y paráfrasis, porque preferían las texturas imitativas al andamiaje estructural de la técnica del cantus firmus, que acabó por considerarse arcaica.
1.3.3.- Chansons
Las chansons de Josquin y de otros miembros de su generación representan un estilo nuevo. Estos compositores abandonaron en la práctica las formes fixes y escogieron en su lugar textos estróficos y poemas simples de cuatro o cinco versos. En lugar de tres voces, la mayoría de las chansons usaban ahora cuatro e incluso cinco. En lugar del contrapunto de capas superpuestas con una pareja cantus-tenor a modo de esqueleto y las demás voces aportando el relleno, como en las chansons desde Machaut hasta la mayoría de las de Ockeghem, todas las voces eran ahora iguales y la textura estaba formada por imitación y homofonía en grados variables. La más conocida fue Mille regretz, una chanson atribuida a Josquin aunque quizá no fue de su autoría.
2.- El Humanismo en la música
La experiencia de volver a descubrir las antiguas culturas de Grecia y Roma abrumó a Europa en los siglos XV y XVI y no pudo por menos que afectar al pensamiento que la gente tenía de la música. Sin duda alguna, no era posible experimentar la misma música antigua, caso contrario en lo tocante a arquitectura, escultura o poesía. Sin embargo, se podían leer los escritos de los antiguos filósofos, poetas, ensayistas y teóricos de la música que estaban siendo nuevamente traducidos.
Los que leían literatura antigua se preguntaban por qué la música de su época, la música moderna de su tiempo, no los emocionaba e impulsaba a las diversas pasiones de la misma manera que se decía lo hacía la música antigua.
Tanto los críticos como los defensores de la música moderna reaccionaron frente a un movimiento llamado humanismo, el movimiento intelectual más característico del Renacimiento. Éste consistió en la revitalización de la sabiduría antigua, en particular de la gramática, la retórica, la poesía, la historia y la filosofía moral. Este movimiento hizo que la gente pensante juzgase sus vidas, obras de arte, costumbres y estructuras políticas y sociales por las normas de la antigüedad. Por eso, muchos autores, desilusionados con la música moderna de su tiempo que no conseguía los mismos efectos que la música antigua, se lamentaron de la decadencia de la música tras la época clásica y deseaban que se volviesen a escalar las antiguas cumbres.
A raíz de esto, el efecto más importante que tuvo el humanismo sobre la música fue el acercarla a las artes literarias. La imagen de un poeta y un músico antiguos unidos en una sola persona invitó tanto a los poetas como a los compositores a buscar una meta expresiva común. Los primeros se preocuparon más del sonido de sus versos y los segundos de imitar dicho sonido. Los significados e imágenes del texto inspiraron al compositor sus motivos y textura, la mezcla de consonancias y disonancias, los ritmos y las duraciones de las notas. Se buscaron nuevos senderos para dramatizar el contenido de un texto. Por ejemplo, se convirtió en regla el que los compositores siguieran el ritmo del habla y no violasen la acentuación lógica de las sílabas, bien estuvieran en latín o bien en lengua vernácula.
Había otro aspecto importante de la idea del humanismo: la nueva dedicación a los valores humanos, en oposición a los religiosos. El sentir y expresar la gama completa de las emociones humanas y el deleitarse con los placeres de los sentidos no fueron considerados como perversos. Artistas y escritores cultivaron tanto los temas religiosos como los profanos e intentaron hacer que sus obras fueran entendidas y causaran placer a los hombres, así como aceptables a Dios.
3.- Orígenes de la imprenta musical: las primeras ediciones
Hasta que no se empezaron a imprimir, sólo los muy pudientes podían pensar en adquirir un libro de música, pues éste tenía que copiarse a mano con mucho esfuerzo. Pero la imprenta hizo posible la producción de muchos ejemplares de manera relativamente rápida y con mucho menos trabajo, y ello puso la música a disposición de muchas más personas a un precio más bajo.
La imprenta de caracteres móviles, conocida en China durante siglos y perfeccionada en Europa por Johann Gutenberg en torno a 1450, se utilizó por primera vez en la década de 1470, para imprimir libros litúrgicos en la notación del canto llano. El uso de caracteres móviles significaba que las notas podían ensamblarse en cualquier orden, para después recolocarse y reutilizarse. Este método resultó ser mucho más práctico que otros procedimientos, tales como el tallado de la música en bloques de madera.
3.1.- Las primeras ediciones
En 1501, Ottavio Petrucci (1466-1539) publicó en Venecia la primera colección de música polifónica impresa enteramente con caracteres móviles, el Harmonice musices odhecaton A (Cien canciones polifónicas, aunque en realidad contiene noventa y seis). Petrucci utilizó un proceso de triple impresión, en el que cada hoja pasaba por la prensa tres veces: una para imprimir las líneas del pentagrama, otra vez para imprimir las palabras y la tercera para imprimir las notas y las iniciales floridas. Su método consumía mucho tiempo y esfuerzo, además de ser oneroso, pero sus resultados se convirtieron en modelos de claridad y precisión.
El primer volumen del Odhecaton A fue una antología de la canción
profana que
incluía, según su criterio, las mejores piezas de su generación y de las generaciones que
le precedieron. Las canciones eran de formato pequeño y a tres o cuatro voces,
fácilmente interpretables en los hogares o en compañía de amistades. A continuación
publicó dos colecciones de canciones más, Canti B en 1502 y Canti C en 1504, con lo
que Petrucci pudo acaparar el mercado de la música profana más actual y conocida en
su época. En 1523 había publicado 59 volúmenes (incluidas reimpresiones) de música
vocal e instrumental.
Utilizando tipos de caracteres que imprimían la partitura, las notas y el texto al
mismo tiempo y en una sola operación, Johan Rastell puso en práctica por primera vez
la edición a partir de una única impresión, según parece en Londres en torno a 1520, y
Pierre Attaignant (ca. 1494-1551/52) fue el primero que la aplicó a gran escala en París.
Aunque más eficiente y menos costoso que el método de triple impresión de Petrucci,
este procedimiento producía resultados mucho menos elegantes al no ser continuas las
líneas del pentagrama, sino parte integrante de cada tipo de carácter; inevitablemente,
las líneas quedaban unidas de manera imperfecta y aparecían por ello quebradas u
onduladas sobre la página. No obstante, la viabilidad del método aseguró su éxito
comercial. El procedimiento de Attaignant se convirtió en el procedimiento habitual de
toda la música impresa hasta que el grabado con planchas de cobre se generalizó a
finales del siglo XVII.
La imprenta estimuló el deseo de adquirir libros de música y los hizo más
asequibles, lo que a su vez alentó el desarrollo de la edición musical y la competitividad
entre los editores. Así, la música impresa se había convertido en parte indispensable de
la vida musical.