Música del Siglo XX: Del Romanticismo al Dodecafonismo

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La Música del Siglo XX: Una Ruptura con el Pasado

El siglo XX trajo consigo una revolución en el mundo de la música. Influenciados por los conflictos bélicos y un deseo de romper con las convenciones, los artistas buscaron nuevos caminos para la expresión musical.

El Impresionismo Musical

Este movimiento, aunque con raíces en el siglo XIX, tuvo un impacto significativo en la música del siglo XX. Compositores como Claude Debussy, Gustav Mahler, Richard Strauss, Arnold Schoenberg, Igor Stravinski y Maurice Ravel lideraron esta transformación.

A diferencia del Romanticismo, que se centraba en la melodía y la armonía tradicionales, el Impresionismo exploró nuevas posibilidades sonoras. Se dio mayor importancia a los timbres, las tonalidades y la armonía no convencional, creando una experiencia auditiva más sensorial y evocadora.

  • Se experimentó con la orquestación, utilizando un mayor número de instrumentos para lograr una paleta tímbrica más amplia.
  • El piano, instrumento central en la música clásica, se utilizó de formas innovadoras, explorando sus posibilidades tímbricas más allá del virtuosismo.
  • Un ejemplo icónico de esta época es el Bolero de Ravel, que explora una única melodía a través de diferentes instrumentos, intensidades y timbres.

El Atonalismo y la Segunda Escuela de Viena

A principios del siglo XX, compositores como Arnold Schoenberg buscaron romper con la tonalidad, el sistema jerárquico de notas que había dominado la música occidental durante siglos. El objetivo era crear una música donde todos los sonidos tuvieran la misma importancia, dando lugar al atonalismo.

Atonalismo Libre (1909)

En esta primera etapa, compositores como Schoenberg (5 piezas para orquesta Opus 16) y Anton Webern (6 piezas para orquesta Opus 6) exploraron la atonalidad de forma libre, creando obras que podían sonar confusas o desordenadas para el oído acostumbrado a la música tonal.

La Segunda Escuela de Viena, liderada por Schoenberg, se centró en la experimentación atonal, sin buscar necesariamente la aprobación del público.

El Sistema Dodecafónico

Para sistematizar la composición atonal, Schoenberg desarrolló el dodecafonismo, un método basado en el uso de los doce sonidos de la escala cromática en un orden determinado (serie).

El sistema dodecafónico se basa en la creación de series de doce sonidos con reglas específicas:

  1. Se eligen 12 sonidos diferentes.
  2. Se crea una segunda serie con los mismos sonidos en orden inverso (retrógrada).
  3. Se crea una tercera serie con los mismos intervalos que la primera, pero en dirección opuesta (inversión).
  4. Se crea una cuarta serie que es la inversión retrógrada de la primera serie.

Estas series se utilizan como base para la composición, asegurando que los doce sonidos se utilicen de forma equitativa, evitando la creación de un centro tonal.

Divergencia entre lo Popular y lo Académico

La complejidad del dodecafonismo y otras técnicas de vanguardia contribuyó a una creciente brecha entre la música académica y la popular. Mientras que la música académica exploraba nuevos territorios sonoros, la música popular se inclinaba hacia formas más accesibles.

Compositores como Stravinski, aunque inicialmente influenciados por el impresionismo, buscaron un camino intermedio. Experimentaron con la politonalidad (uso simultáneo de varias tonalidades) y la polirritmia, creando una música disonante y rítmicamente compleja, pero sin llegar a la abstracción total del dodecafonismo.

En definitiva, la música del siglo XX se caracterizó por una búsqueda constante de nuevas formas de expresión. Desde el impresionismo hasta el dodecafonismo, los compositores desafiaron las convenciones y expandieron los límites de la música, creando un legado rico y diverso que continúa influyendo en la música contemporánea.

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