Narrativa Española de Posguerra: Exilio, Años 40 y Novela Social de los 50

La Narrativa del Exilio y la Novela en los Años Cuarenta

Novela Nacionalista, Fantástica, Tremendismo y Existencialismo

Narrativa del exilio: Entre los autores exiliados se encuentran algunos de los más importantes de la posguerra. Coinciden en una gran variedad de tendencias: desde formas tradicionales o vanguardistas de antes de la guerra, hasta su tratamiento de la inmediata historia de España, o las experiencias en los países en que viven.

• Ramón J. Sender: Crónica del alba (1942-1966)
• Francisco Ayala: Muertes de Perro, 1958
• Max Aub: Las 5 novelas de El laberinto mágico

Narrativa en los Años 40

Los autores que permanecieron en España retomaron la narración con variadas propuestas. Podemos constatar distintas tendencias:

• Tras la Guerra Civil surge una novela triunfalista que defiende los valores tradicionales y justifica la Guerra Civil.
  • Agustín de Foxá en Madrid, de corte a checa (1938)
  • Ignacio Agustí: Mariona Rebull
  • José María Gironella o Juan Antonio de Zunzunegui, (La úlcera, 1949)
• Las novelas de los años 40 reflejarán el tema de la angustia existencial, la tristeza y la frustración de las vidas cotidianas.
• Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte, 1942, inaugura la corriente llamada tremendismo, que consistía en una selección de los aspectos más duros de la vida.
• Paralelamente, se desarrolla el realismo existencial.
  • Nada, de Carmen Laforet, presenta sin el menor tremendismo a una muchacha que como ella había ido a Barcelona a estudiar.
  • La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes, hablaba también de tristeza y frustración. Sus temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte... Las pueblan personajes marginales, desarraigados, desorientados, angustiados.

Técnicamente, estas novelas se caracterizan por:

• Narración cronológica lineal.
• Narrador en tercera persona (generalmente).

La Novela de los Cincuenta: Novela Social y Neorrealismo

Dentro del llamado “Neorrealismo” pueden señalarse tendencias:

1. Objetivismo. Se propone el testimonio, sin intervención del autor. Su manifestación más extrema fue el conductismo, que tiene como modelo el Nouveau Roman francés y la influencia del cine. Es lo que hace en España Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama.
2. Realismo Crítico. El novelista no acepta la realidad tal como es y pone de relieve sus miserias y sus injusticias con ánimo de denuncia. En la práctica, es difícil establecer diferencias. Camilo José Cela toma de nuevo la delantera con La colmena, 1951. Las novelas que le siguen tienen rasgos que ya estaban presentes en la obra de Cela.
   • Trata de dar una visión total y objetiva de cómo viven los habitantes de una gran ciudad. Para lograrlo, da una visión fragmentada, compuesta de muchos personajes y anécdotas. Es ejemplo de relato objetivista, el tiempo queda reducido a tres días, y el espacio limitado a una zona de Madrid.
   • Otra es la deformación humorística, irónica, con tendencia a describir con cierta crueldad la miseria humana.

En esos años se dan a conocer Ignacio Aldecoa, R. Sánchez Ferlosio, Ana Mª Matute, Juan Goytisolo, Carmen Martín Gaite, Alfonso Grosso, Caballero Bonald,… El conjunto de esos autores ha recibido el nombre de Generación del medio siglo.

La temática de estos libros continúa dentro de la órbita tremendista. Es la estructura lo que ha cambiado:

1. Del protagonista individual al colectivo.
2. La estructura suele ser aparentemente sencilla: narración lineal, sencillez en las descripciones,…
3. Del tiempo que encadena episodios, a la simultaneidad cronológica.
4. Recrean preferentemente el sector de los seres menos favorecidos.
   • Alfonso Grosso: La zanja
   • Fernández Santos: Los bravos
   • Central eléctrica, de López Pacheco
   • La piqueta, de Antonio Ferres
   • La resaca, de Juan Goytisolo
   • Carmen Martín Gaite con Entre visillos

Otras evocan la guerra civil, tema bastante frecuente:

• Duelo en el paraíso, de Goytisolo
• Primera memoria, de Ana Mª Matute

5. El diálogo recoge el habla viva de campesinos, obreros o señoritos burgueses.