Naturaleza y Cultura: Un análisis de la influencia biológica y ambiental en el ser humano
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Naturaleza y Cultura
En la antigüedad
Cuando los filósofos griegos del siglo V a. C. quisieron encontrar una explicación racional de lo que somos los seres humanos, usaron dos términos:
Phýsis, que significa naturaleza. Servía para indicar que el ser humano pertenece a la naturaleza y está sujeto a las leyes naturales. Entendieron que todos los seres naturales poseen un principio del movimiento y del reposo, es decir, tienen una dinámica propia, tienen su propia manera de ser, que hace que les ocurran determinados sucesos y no otros. Una copa de hierro se oxida porque está hecha de hierro, no por ser una copa (si fuera de cristal, no se oxidaría).
Nomos, que significa norma social o ley jurídica. Se refiere al conjunto de creencias compartidas por una colectividad, es decir, la cultura, el conjunto de normas, leyes y costumbres. Los griegos de la antigüedad cayeron en la cuenta de que el nomos es convencional, porque diferentes pueblos tienen culturas diferentes.
El debate filosófico del siglo V a. C. quedó centrado en la contraposición entre estos dos términos. La phýsis se consideró como el modelo al que los seres humanos debían ajustarse, mientras que el nomos se entendió como algo sobreañadido y variable de un lugar a otro. En resumen:
- La phýsis es naturaleza, mientras que al nomos lo identificamos con lo artificial, con lo producido por intervención exclusivamente humana.
- La phýsis se posee por nacimiento y el nomos es lo aprendido en el proceso de socialización y educativo.
- La phýsis se posee sin necesidad de proponérselo, mientras que el nomos puede modificarse de forma voluntaria y consciente.
- La phýsis la poseen todos los seres humanos, mientras que el nomos es compartido por cada grupo humano: pueblo, cultura, etc.
- La phýsis se posee de manera incondicional, y el nomos depende del momento histórico en el que se vive.
En la actualidad
La relación entre naturaleza y cultura se entiende hoy de una manera diferente, debido a que:
- Nuestro conocimiento de la naturaleza es una construcción cultural. El concepto mismo de naturaleza presupone la cultura y nuestra relación con ella depende de cómo la entendemos culturalmente. Así, la cultura sería anterior y más fundamental que la naturaleza.
- En la naturaleza ya no encontramos soluciones a nuestros problemas, sino que ella misma se ha convertido en un problema. Ahora es necesario cuidar la naturaleza, porque nuestra supervivencia como especie depende en buena medida de ella.
- La naturaleza ya no nos sirve de modelo orientador, pues caben posibilidades de acción muy diferentes.
Pocos rincones del planeta quedan ya por explorar y por explotar económicamente; pocos paisajes podemos considerar aún como vírgenes, pues la huella cultural se encuentra casi en cualquier lugar. Por eso, nos preguntamos ¿podemos seguir hablando de naturaleza como opuesta a la cultura?
La Cultura
La palabra cultura procede del latín cultus, que se refiere al cultivo de la tierra. El alma o el espíritu humano puede cultivarse de manera similar a como se hace con la tierra para lograr las mejores cosechas. A partir del siglo XVIII, por el impulso del movimiento ilustrado, se impuso el significado de cultivo de la mente. Se refería tanto a la adquisición de conocimientos como al refinamiento en los gustos y modales.
La antropología cultural
Surge como disciplina con el objetivo de estudiar al ser humano desde la perspectiva de la cultura que genera y en la que se desarrolla. Costumbres, mitos, creencias, la dieta o la manera de organizar las ciudades son objeto de estudio de la antropología cultural, porque a través de todo ello podemos conocer al ser humano. Frazer y Malinowski fueron dos de los grandes impulsores de esta disciplina.
La antropología cultural se apoya en la etnografía y la etnología, que se complementan entre sí. La primera describe la forma de vida de un pueblo, para lo cual el investigador ha de integrarse en ese pueblo de la forma más plena posible. La etnología estudia un aspecto o rasgo en varias culturas, comparando sus diferencias y similitudes.
El término cultura
- En sentido amplio, se refiere a la herencia social de la humanidad: el conjunto de conocimientos y prácticas que los seres humanos transmitimos de generación en generación. Por eso, desde el punto de vista de la antropología cultural, no se puede hablar de un ser humano sin cultura.
- En sentido estricto, se aplica a cada una de las modalidades particulares que adopta la herencia social en cada grupo humano que ha existido históricamente y que existe en la actualidad.
Características del fenómeno cultural
- La cultura es un fenómeno social, ya que se trata de algo compartido por un grupo humano. Un individuo aislado no genera cultura, sino hábitos o rutinas. Es esencial a la cultura que sea el elemento común de un grupo y que se perpetúe por la educación, generando así una identidad individual y colectiva.
- Las culturas están permanentemente cambiando. Una cultura que no cambia, que da rígidamente las mismas respuestas a los problemas y dificultades de la existencia humana, termina por desaparecer, pues deja de cumplir la función que le corresponde. La dinámica cultural consiste en que los cambios conservan la forma de vida del grupo, originando así las tradiciones.
- El lenguaje es un componente esencial de la cultura. Siguiendo a Von Humboldt, cada lengua representa una visión del mundo. Desde que aprendemos las primeras palabras, organizamos la información según la estructura de nuestra lengua materna. Cada lengua es una síntesis de la cultura de un pueblo.
- La técnica es otro componente básico de la cultura. Los seres humanos no sufrimos cambios corporales importantes, sino que modificamos la naturaleza mediante la técnica.
- La cultura tiene una base fundamental en las características anatómicas y fisiológicas humanas. El acortamiento del periodo de gestación y la inmadurez de nuestro sistema nervioso al nacer hacen posible el surgimiento de la cultura. Estas condiciones biológicas son necesarias para entender la aparición de la cultura, pero no son suficientes para explicarla. Sin la existencia de la sociedad no se concibe el surgimiento y el desarrollo cultural. Así, cultura y naturaleza se complementan en el ser humano.
- La dimensión natural del ser humano influye en la cultura. La cultura es una forma de adaptarse a las condiciones biológicas y naturales. Por eso, la cultura incluye los conocimientos, pero también abarca conductas, prácticas y creencias.
Tipos de cultura
- Protocultura: se refiere a la primera cultura en el tiempo, a la cultura originaria y, por tanto, la más rudimentaria (por lo que también se denomina precultura). Aunque es un fenómeno típicamente humano, con estos términos se suelen designar ciertas conductas animales que se asemejan algo a la que consideramos como característica propiamente humana.
- Cultura material e inmaterial: la cultura material está formada por los objetos producidos y usados por un grupo humano, así como por sus instituciones y estructuras políticas. A través del estudio de la cultura material se descubren muchos aspectos acerca de los conocimientos y de la forma de vivir y pensar de un pueblo. A las creencias, valores, mitos, religión se los denomina con frecuencia cultura inmaterial. La cultura material y la inmaterial de un pueblo están relacionadas entre sí, en la que puede ser más relevante una u otra dependiendo de la situación.
- Subcultura y cultura dominante: el término subcultura se refiere a un grupo de personas que comparten determinados rasgos específicos considerados como variantes de la forma de vida general y mayoritaria o cultura dominante. En todas las culturas se pueden identificar subculturas, localismos o particularismos de ciertos grupos sociales.
- Contracultura: este término se refiere a las tendencias, pensamientos y valores que entran en conflicto con los de la cultura dominante. Cuando hablamos de contracultura pretendemos indicar que se trata de una minoría relativamente estable y organizada, que reivindica una forma de vida alternativa o paralela a la cultura oficial dominante y que en ocasiones puede usar procedimientos violentos. Aunque en su inicio sean grupos minoritarios, pueden extenderse y provocar un cambio cultural importante.
- Civilización: procede del latín civitas, que significa ciudad. Se refiere a una forma de vida en la que predominan el agrupamiento en ciudades, el sedentarismo, la división del trabajo y la industrialización. No existe un claro significado cuando se pone en relación con la cultura.
Algunos autores entienden que civilización tiene un significado más amplio, ya que incluye diversidad de culturas o grupos culturales. Así podemos decir que la civilización oriental está formada por las culturas china, india, japonesa, etc. El concepto de civilización pretende ser la seña de identidad más amplia a la que nos podemos referir las personas, aunque la consideremos formada por una serie de grupos culturales más pequeños.
A pesar de ello, sigue sin estar bien definido el límite y la diferencia entre los conceptos de civilización y cultura. Lo más importante es tener en cuenta la necesidad de evitar dos prejuicios:- El prejuicio de pensar que la civilización pertenece en exclusiva a las culturas occidentales, mientras que las demás culturas son salvajes, primitivas.
- El prejuicio de pensar que la cultura occidental representa la forma de vida más elevada a la que puede aspirar cualquier ser humano. Todas las demás culturas serían consideradas, entonces, como formas atrasadas o deficitarias de la cultura occidental.
Diversidad Cultural
Tanto en el pasado como en la actualidad ha habido una gran diversidad de culturas. Esta diversidad es el resultado de las distintas maneras que los seres humanos han ideado para habitar el mundo, y se manifiesta a través de los distintos idiomas, creencias religiosas, tipos y técnicas de cultivo de la tierra, en el arte, la música, en la dieta...
Hablamos de culturas diversas mejor que de culturas diferentes, ya que hablar de culturas diversas no presupone que haya un modelo cultural a partir del cual se establecen las diferencias. La diversidad implica que se reconoce al otro como otro, ya sea un individuo, una comunidad, un pueblo o un país.
Un fenómeno antiguo y nuevo
Hablamos de multiculturalismo cuando en un mismo espacio social coexisten individuos o grupos con orígenes culturales diversos. Se ha dado desde siempre en la historia de la humanidad.
En nuestra época se ha intensificado enormemente el intercambio de personas entre culturas diversas. De esta manera se han constituido sociedades en las que se relacionan personas y grupos con formas de pensar y actuar, con creencias y visiones del mundo muy distintas y, a veces, contrapuestas.
El multiculturalismo puede adoptar diferentes formas, porque las relaciones entre los grupos culturales minoritarios y la cultura dominante no es siempre la misma. Así, por ejemplo, encontramos estados que se han formado a partir de grupos culturales previamente existentes. Pero también encontramos grupos culturales que pueden ser muy consistentes y cohesionados, aunque no hayan llegado a conformarse como un estado.
Explicaciones para la diversidad cultural
Para descubrir las diferencias entre culturas con un método comparativo se han propuesto diversas explicaciones para la diversidad cultural:
- Evolucionismo: al igual que se ha producido una evolución biológica, también se ha efectuado una evolución cultural. Hay especies biológicas más antiguas que otras y también existen culturas más primitivas que otras. Se diferencian dos tendencias:
- La unilineal, que entiende que todas las culturas han de pasar por los mismos estadios evolutivos. Eso implica poder clasificar las culturas como inferiores o superiores, desde la vida salvaje hasta la civilización.
- La multilineal, que propone que la evolución de las culturas siguen procesos diferentes en cada una, por lo que solo se puede hablar de culturas diversas y es imposible una graduación.
- Difusionismo: la diversidad cultural no aparece por la acción de cada cultura por separado, sino como resultado de los contactos e influencias mutuas de unas culturas sobre otras. Por eso se diferencia entre culturas difusoras, las que han expandido su forma de vida, y culturas receptoras, las que han adoptado pautas de comportamiento de las anteriores. En diverso grado, toda cultura es difusora y receptora.
- Antropología simbólica: cada cultura puede entenderse como un sistema de símbolos que forman una red o trama de significados compartida por los miembros de esa sociedad. Las diversas culturas son, por tanto, diversas redes simbólicas construidas por distintos grupos humanos para entender el mundo que les rodea y organizar la convivencia entre ellos.
Posturas ante la Diversidad Cultural
- Etnocentrismo: es la actitud adoptada por los que juzgan y valoran la cultura de otros grupos desde criterios o creencias de la propia cultura. Desde la seguridad de que la suya es la buena, se desprecian y critican elementos culturales diferentes y extraños. Esta actitud, entre otras, está en la base de fenómenos como el imperialismo o la colonización. Esta postura puede degenerar en el racismo o la xenofobia.
- Racismo: se llama así a toda actitud o creencia que se basa en la consideración de que hay grupos que por sus características raciales son superiores a otros. El racismo se manifiesta en cualquier comportamiento que fomente o permita la marginación de un grupo o una persona por su raza, religión... El concepto de raza se ha debilitado, ya que no se han encontrado unas características esenciales que permitan la distinción entre distintas razas.
- Xenofobia: es la actitud de desprecio y rechazo hacia lo extranjero, diferente o extraño. A menudo, es la actitud emocional producida por el miedo y la ignorancia.
- Relativismo cultural: esta postura considera que es imposible comparar o evaluar las características de las distintas culturas. Se basa en la creencia de que toda cultura tiene valor en sí misma, ya que todos los elementos que la forman se comprenden y explican por una lógica interna que al observador externo le es difícil de captar. El riesgo es que suele servir como excusa para la pasividad e inacción ante actos injustos e inhumanos.
- Universalismo: esta postura propone un rechazo de las actitudes etnocéntricas para evitar que unas culturas se impongan a otras, basándose en un diálogo real que facilite la convergencia de aquellos rasgos culturales que han demostrado su eficacia: el respeto a los derechos fundamentales, la igualdad de oportunidades o el aprecio de valores como la libertad o la solidaridad. Para los defensores, estos rasgos deberían extenderse a todas las culturas. Pero esto no significa que las características propias de cada pueblo deban desaparecer.
- Interculturalismo y diálogo: esta posición puede ayudarnos a entender mejor el mundo y a nosotros mismos. Se basa en la consideración de que es posible y deseable la convivencia pacífica y armoniosa de distintas formas de vida. Esta actitud apuesta por la tolerancia y el diálogo entre las diversas creencias.
La globalización como convergencia cultural
Una de las causas de la diversidad cultural es la falta de contacto en que vivían los distintos pueblos del mundo. En la actualidad, el gran alcance y desarrollo de las nuevas tecnologías está borrando las distancias y acabando con el aislamiento. Aunque todavía existen zonas profundamente aisladas, el contacto cultural es cada vez mayor. Por esta razón, se dice que estamos en un momento de convergencia cultural sin precedentes.
Este contacto y proximidad entre los diversos pueblos producen el "contagio cultural". El conocimiento de otras formas de vida, costumbres y creencias posibilita que adoptemos algunos de estos elementos culturales cuando nos son útiles. La asimilación de rasgos propios de otros pueblos hace que, cada vez, sean más parecidas las culturas humanas.
Esta postura cuenta con detractores que consideran esta convergencia cultural como una especie de etnocentrismo camuflado de la cultura occidental.
Innatismo frente a Ambientalismo
El innatismo hace referencia a la posición que defiende que la conducta humana obedece fundamentalmente a nuestra naturaleza biológica. El término innato significa "desde el nacimiento", por lo que se da a entender que, cuando nacemos, ya llevamos de serie definido no solo cuál va a ser el color de nuestra piel, cuánto llegaremos a medir cuando seamos adultos, sino también cómo será nuestro carácter, nuestra capacidad de memorización...
Los innatistas reconocen que el ambiente y la educación sí tienen alguna influencia en todo lo anterior. Una buena alimentación hará que uno se desarrolle mejor, y si uno entrena el aprendizaje de memoria, ello también contribuirá a que aumente dicha capacidad. Según los innatistas, la clave está en nuestra herencia genética, en nuestros genes vendría fijada cuál es la altura que tendremos de adultos, pero no con exactitud, sino entre un mínimo y un máximo. Que nos quedemos en el mínimo o podamos crecer hasta ese máximo dependerá de los factores ambientales.
Al contrario, hallamos a los ambientalistas. En este caso, el punto de vista que se defiende es que el ser humano, al nacer, es de una gran plasticidad. Apenas venimos equipados con un pequeño repertorio de actos reflejos y unas pocas respuestas instintivas; el resto será fruto del aprendizaje. Así pues, serán las experiencias que vayamos viviendo en varios entornos las que irán moldeando de cada uno de nosotros el tipo de persona que es. Desde esta óptica, se minimiza la importancia de los rasgos heredados y se pone el acento en cómo ha influido en cada uno la educación y la socialización.
Lo más común es encontrar científicos y filósofos que entienden que ambos elementos, genética y aprendizaje, juegan un papel decisivo en aquello que somos, de modo que prescinden de subrayar con un énfasis especial a cualquiera de los dos.
Tensión entre Naturaleza y Cultura
Hay quien entiende que el ser humano nace con una tendencia natural al egoísmo y la agresividad. Así se manifiesta en la afirmación de que "el hombre es un lobo para el hombre" de Hobbes y en Freud.
En El malestar de la cultura, Freud destaca que los seres humanos nacemos con un impulso innato hacia la competitividad y la violencia, a la que llamamos Tánatos o pulsión de muerte, además de nacer también con una pulsión de vida, que denomina Eros, que recoge el impulso sexual y de autoconservación. Según Freud, las personas tenemos que reprimir parcialmente la satisfacción de los deseos que se derivan de ambas pulsiones para poder vivir en sociedad. Si los individuos diéramos rienda suelta a nuestros impulsos naturales sin ningún freno, la convivencia sería imposible. Quien se encarga de poner ese freno es la cultura, que nos enseña a reprimirnos. Ahora bien, si el nivel de represión es excesivo y no nos permite canalizar de ningún modo nuestras tendencias naturales, se genera en el ser humano un malestar que deriva en infelicidad.
Otros pensadores se sitúan en un enfoque bien diferente. Rechazando las tesis anteriores, apuntan hacia la bondad natural del ser humano que, sin embargo, se va viendo dañada a medida que vamos creciendo y vamos descubriendo cómo funciona la sociedad, la injusticia, la diferencia de oportunidades... Rousseau lamentaba cómo la cultura había convertido al ser humano en alguien peor al fomentar la constante tendencia a la competitividad de unos con otros.
Según este planteamiento, aprendemos que para ser competentes socialmente hemos de desarrollar determinadas habilidades como la hipocresía o la mentira. Así, como uno se habría dado cuenta de que el que va con la verdad por delante y se muestra transparente en sus intenciones suele salir mal parado, el resultado de la socialización sería inevitablemente el de aprender el juego social, perdiendo la inocencia inicial y adquiriendo maneras de hacer innobles pero imprescindibles. La socialización no nos hace mejores personas, sino todo lo contrario.
Agresividad, Genética y Altruismo
El fundador de la etología (ciencia que estudia el comportamiento animal), Lorenz, destacó la existencia de un instinto agresivo, uno de los cuatro fundamentales según él, junto con el hambre, el sexo y el miedo. En su libro Sobre la agresión: según Lorenz, el pretendido mal no se pone en marcha solo para defenderse, sino que en ocasiones se activa espontáneamente a causa del deseo de demostrar la propia fuerza y de establecer jerarquías.
Lorenz ve algunas bondades en el instinto agresivo desde el punto de vista de la conservación de la especie. Según Lorenz, el impulso agresivo sirve para favorecer los vínculos de amistad en los grupos humanos, y es que los grupos humanos se cohesionan al establecer pactos de no agresión dentro del grupo, a base de desviar la agresividad hacia otro grupo, a quien pasa a verse como el rival o el enemigo.
Un discípulo de Lorenz, el fundador de la etología humana, Eibl-Eibesfeldt, en oposición a las tesis de su maestro, defendió en su obra Amor y odio que no era tan evidente que hubiera una agresividad natural innata en el ser humano y afirmó que las causas de las acciones violentas había que buscarlas fundamentalmente en la desigualdad en la distribución de los bienes y a las numerosas leyes que protegen un régimen injusto. Según él, es posible en el futuro un mundo en paz, siempre y cuando la vida de las personas pudiera desarrollarse en un marco de justicia social.
Los científicos de este campo tratan de explicar cómo fueron seleccionados evolutivamente de forma favorable los comportamientos altruistas, puesto que estos favorecían a los individuos que efectúan dichos comportamientos con una mayor transmisión de los propios genes. Destacarán por apuntar la noción de altruismo genético, que da a entender que cuando alguien actúa generosamente, lo hace en virtud de que sus genes le llevan a actuar así porque mejoran las probabilidades de transmitirse a la siguiente generación.
El enfoque de la sociobiología recibió muchas críticas por parte de otros científicos. Lewontin y Gould lamentan lo que consideran el reduccionismo genético o adaptacionismo de los sociobiólogos, pues entienden que estos, al explicar la conducta humana a partir de la presión que ejercen los genes, hasta el punto de querer derivar de ellos incluso el altruismo, nos llevan a un determinismo biológico y la negación de la libertad humana.