La Naturaleza de la Iglesia: Pueblo, Cuerpo, Templo y Esposa de Cristo
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La Iglesia: Pueblo de Dios
La Iglesia es el Pueblo de Dios porque Él quiso santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sino constituyéndolos en un solo pueblo, reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Jesús vino no solamente para reconciliar a los hombres con Dios, sino también para unirlos entre sí, en el Reino de Dios.
Con Jesucristo empezó este Reino divino entre los hombres. Todos los que aceptan su mensaje pertenecerán en el futuro a él.
Este nuevo Pueblo de Dios es la Iglesia, palabra que significa: asamblea, reunión, convocación. Todos los bautizados pertenecemos a este Pueblo, previamente a cualquier distinción interna. En el único Pueblo de Dios, todos, sean laicos, religiosos y religiosas o pastores, tienen la misma dignidad e igualdad esencial, y todos comparten la misma vocación a la santidad y a la participación en la misión salvífica de la Iglesia.
La Iglesia: Cuerpo de Cristo
Cristo no tiene sucesor alguno, ya que Él mismo sigue viviendo y actuando en su Iglesia por medio del Espíritu Santo.
La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Se lo llama Cuerpo Místico, ya que se trata de una realidad invisible que se puede percibir únicamente con los ojos de la fe. Cristo mismo es la cabeza del Cuerpo Místico, los bautizados somos los miembros y no formamos sino un solo Cuerpo en Cristo, y dependemos los unos de los otros; y por último, el Espíritu Santo es el alma del Cuerpo Místico.
Todo esto está incluido en el hecho de que Cristo Resucitado sigue viviendo en la Iglesia. Hasta podríamos decir que la Iglesia es el Cristo del siglo XXI.
¡El que desprecia a la Iglesia, desprecia a Cristo!
La Iglesia: Templo del Espíritu Santo
En Pentecostés, la Iglesia se manifiesta públicamente y se inicia la difusión del Evangelio. El Espíritu Santo, que Cristo Cabeza derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica la Iglesia, que llegará a su perfección en la gloria del cielo.
La Iglesia es Templo del Espíritu Santo, quien construye la comunidad eclesial con los vínculos de la caridad. Somos una comunidad que comparte un pasado, un presente y un futuro. Nos une la misma fe, la misma esperanza y la misma caridad.
La Iglesia es llamada Templo del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas (dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno).
“Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros, eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.”
La Iglesia: Esposa de Cristo
Llamamos a la Iglesia Esposa de Cristo porque Él mismo Señor se definió a sí mismo como “el esposo”, que ama a la Iglesia uniéndola a sí con una Alianza eterna. Cristo se ha entregado por ella para purificarla con su sangre, santificarla y hacerla Madre fecunda de todos los hijos de Dios. Mientras el término “Cuerpo” manifiesta la unidad de la “Cabeza” con los miembros, el término “Esposa” acentúa la diferencia de ambos en la relación personal.
En la Virgen María, la Iglesia ya alcanzó su perfección. Como Madre de la Iglesia y Corredentora con su Hijo, intercede por los que todavía peregrinamos en la tierra y necesitamos ser santificados para que todos alcancemos la santidad y formemos la comunidad de los hijos de Dios.