Neoclasicismo: Literatura, Características y Autores Destacados del Siglo XVIII
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El Neoclasicismo
Se denomina Neoclasicismo al movimiento artístico que reflejó los principios éticos y estéticos de la Ilustración. El Neoclasicismo se inspiró en el arte grecorromano y en el del Renacimiento. Se rescataron los valores estéticos clásicos: la sencillez, la claridad, la armonía y la sobriedad, conceptos todos ellos opuestos al arte barroco.
Características de la Literatura Neoclásica
- Sencillez, claridad, armonía: La lengua literaria procura ser sencilla y clara para transmitir el pensamiento ilustrado de la manera más eficaz. No se mezclan en la misma obra prosa y verso.
- Didactismo, moralidad: En el siglo XVIII no se aceptaba el arte por el arte, sino que una obra tenía que transmitir valores morales que ayudasen al ser humano a superar sus limitaciones.
- Racionalismo: El siglo XVIII se llama también el Siglo de las Luces porque los ilustrados rechazaban los conocimientos impuestos y solo admitían lo que podían conocer con la luz de la razón.
La Narrativa: José Cadalso
José Cadalso (1741-1782) es uno de los prosistas más destacados del siglo XVIII con obras como Noches lúgubres y Cartas marruecas.
Cartas marruecas
Esta obra está escrita en forma epistolar: tres personajes —Nuño, Gazel y Ben Beley— se intercambian un total de 90 cartas.
Nuño es un español que escribe a su amigo marroquí Gazel, y este, a su vez, envía cartas desde España a su maestro Ben Beley reflexionando sobre diversos temas del extranjero.
La Poesía Neoclásica
Triunfa la poesía neoclásica, reflexiva y culta, y se abandona por completo la poesía barroca. Persigue el ideal neoclásico de unir lo bello con lo útil, y aprovecha los recursos de la poesía lírica (brevedad, ritmo y fácil memorización).
Fábulas de animales
Sus protagonistas son animales que representan a los seres humanos. Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego fueron los fabulistas más famosos del siglo XVIII.
La lengua literaria de estas fábulas era sencilla y directa, y la rima favorecía la memorización y la difusión. Los poemas se dividían en dos partes: la primera, que era la narrativa, exponía la historia que debía servir de ejemplo; y la segunda, que era reflexiva, recogía la moraleja de la fábula.