Niebla de Unamuno: Reflexiones Profundas sobre la Existencia y la Ficción
Clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 3,38 KB
Niebla: Reflexión y Existencia en la Obra Cumbre de Unamuno
El nivel de reflexión y pensamiento que Miguel de Unamuno alcanzó con esta obra cumbre de la literatura es difícil de repetir, entre otras cosas, por la ausencia de intención especulativa. Bien es cierto que el paso del tiempo ha dejado algunos de los elementos que aparecen un tanto obsoletos, pero la apuesta metanarrativa del autor sigue siendo arriesgada y brillante, siendo el libro una muestra ejemplar de la profundidad intelectual que puede darse en la ficción.
La Trama de Niebla y su Profundo Sentido Filosófico
Niebla, como muchos ya sabrán, cuenta la peripecia trágica de Augusto Pérez, un indolente jovenzuelo que se ha dedicado toda su vida al estudio y la reflexión. Un buen día se enamora de Eugenia, una bella profesora de piano que le despierta al mundo de la sensualidad y, por desgracia para él, también le acerca al sufrimiento que conlleva el amor (y por extensión, cualquier sentimiento humano). La historia, por supuesto, es un simple pretexto del que Unamuno se sirve para poner en juego sus preocupaciones acerca del ser, del libre albedrío, de la trascendencia individual y, en suma, de la condición del hombre como tal dentro de esta sociedad. La trama no tiene más relevancia que servir de base para unas consideraciones que por sí solas ya son enjundiosas, pero que ganan cierta profundidad al verse introducidas dentro de un entorno narrativo.
La Metamorfosis de Augusto Pérez: Del Aburrimiento a la Conciencia Vital
La abulia inicial de Augusto («El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor») se ve pronto transformada en un ansia vital desbordante, aunque siempre tamizada por el filtro que supone su intelectualidad, su incesante pensar; su amigo Víctor se lo explica de forma muy ilustrativa al mostrarle que su enamoramiento de Eugenia es cerebral, y no sentimental.
Este punto es importante en el curso de la historia, ya que Unamuno pretende contrastar la felicidad del pensamiento frente a la puramente sensual; Augusto, tras caer rendido ante Eugenia, se confiesa a sí mismo: «Yo no vivía, y ahora vivo; pero ahora que vivo es cuando siento lo que es morir.» El nacimiento del amor trae consigo el sufrimiento, la comprensión de la imposibilidad de ciertas cosas, la idea de mortalidad. El protagonista pasa de considerarse una ficción, una «niebla», pero con los desvelos que le provoca su enamoramiento (y los sucesos que acarreará) despierta a la vida, a la existencia real.
El Diálogo con el Creador y la Incertidumbre de la Existencia
De ahí que el conocido encuentro que mantiene con el propio Unamuno, que le confiesa ser su creador, sea en verdad una toma de conciencia con la crudeza del vivir. El pensamiento, la palabra, son lo que nos conforma como entes racionales, como seres reflexivos: «¿Es que antes de haber libros en una u otra forma, antes de haber relatos», se pregunta Augusto, «de haber palabra, de haber pensamiento, había algo?» Y la respuesta, claro está, es incognoscible, pero el resultado de sus constantes dudas parece llevarlo a la constatación de que el estado de incertidumbre es inherente al hecho de vivir: no hay respuestas, porque la vida en sí es una gran pregunta imposible de contestar.