Nietche comentario texto 2

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b) Heráclito: sentidos: pluralidad: modificación. Duración: unidad. Razón: sustancia: coseidad: ser: ficción. Mundo aparente: mundo verdadero.

2 Pongo a un lado, con gran reverencia, el nombre de Heráclito.

Al margen del resto de los filósofos-enterradores coloca Nietzsche a Heráclito, por su defensa de los sentidos, del devenir, del cambio, de la apariencia frente a la lógica de la identidad de Parménides y la Escuela de Elea.

Mientras que el resto del pueblo de los filósofos rechazaba el testimonio de lossentidos porque éstos mostraban pluralidad y modificación, él rechazó su testimonio porque mostraban las cosas como si tuvieran duración y unidad.

El “pueblo de los filósofos” rechazó desde el principio el testimonio de los sentidos porque mostraban pluralidad y modificación. Podemos ver un claro ejemplo de esto en las argumentaciones de Parménides en contra de la realidad de aquello que o bien es múltiple o bien cambia. Además, obsérvese que aquí Nietzsche utiliza la palabra “pueblo” en el sentido despectivo que le es particular.

Sin embargo, tampoco Heráclito creyó en los sentidos porque pensaba que no mostraban suficientemente el cambio constante que ocurre en el mundo. Para Heráclito “no es posible bañarse dos veces en el mismo río” pero nuestros sentidos nos hacen pensar que el mismo río permanece siempre ahí.

También Heráclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eléatas ni del modo como creía él, —no mienten de ninguna manera.

Según Nietzsche, los sentidos no mienten en absoluto, ni como Heráclito, ni los como los eléatas pensaban

Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso es lo que introduce la mentira, por ejemplo, la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, de la duración

El origen de los conceptos metafísicos no está en la información que nos aportan los sentidos sino en lo que nosotros hacemos luego con dicha información. Somos nosotros los que introducimos las mentiras de la unidad, coseidad, sustancia y duración para dar consistencia a un mundo que es permanente y perpetuo cambio.

Es interesante observar como utiliza Nietzsche la palabra duración. Primero, dos párrafos más arriba, la duración es una de las causas por las que Heráclito desprecia a los sentidos puesto que estos nos muestran cosas que duran en el tiempo cuando en realidad lo que hay es cambio: el mismo río perdura según nuestros sentidos aunque de hecho ya no sea en absoluto el mismo. Segundo, frente al radicalismo de Heráclito, Nietzsche defiende a los sentidos y, por tanto, la duración y la unidad que estos nos muestran. Tercero, en este párrafo, Nietzsche habla de la mentira de la duración, equiparándola a la mentira de la sustancia, la unidad y la coseidad.

La “razón” es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando el devenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten…

El origen del error metafísico está en la razón: es ésta la que falsea la información de los sentidos introduciendo las mentiras de la coseidad, la sustancia y la duración. Es decir, los sentidos nos muestran devenir, perecer, cambio y la razón, asustada por la fugacidad del tiempo, introduce la permanencia, eternidad e inmutabilidad en el ser.

Pero Heráclito tendrá eternamente razón al decir que el ser es una ficción vacía.

A pesar del desacuerdo con Heráclito acerca del testimonio de los sentidos Nietzsche plantea una acuerdo básico con él: el ser de los filósofos es una invención llevada a cabo por la razón. No es real

El mundo “aparente” es el único: el “mundo verdadero” no es más que un añadido mentiroso

Lo real es el devenir, el perecer, el cambio, lo que la tradición filosófica ha llamado desde Platón y Parménides el “mundo aparente” contraponiéndolo a un falso “mundo verdadero”.

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