Nietzsche: Conceptos Supremos, la Muerte de Dios y la Afirmación Vital
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Estas nociones se corresponden con la segunda idiosincrasia de los filósofos, criticada por Nietzsche en su obra El crepúsculo de los ídolos.
¿Qué son los Conceptos Supremos?
Entendemos por conceptos supremos aquellos que trascienden los sentidos, caracterizándose por ser necesarios, inmutables y universales. Se alcanzan a través de la razón y, en el pensamiento platónico, ejemplos claros son Dios, la Justicia y la Belleza.
La Crítica Nietzscheana: Momias Conceptuales y "Causa Sui"
Nietzsche los considera conceptos sacralizados y momificados, sin un origen discernible. Al no poder provenir de nada inferior a ellos, se autoproclaman "causa sui" (causa de sí mismos). Para Nietzsche, son momias conceptuales, surgidas de un proceso de conceptualización y negación de lo sensible.
Se trata, por lo tanto, de conceptos vacíos, ya que carecen de sustantivación (el "lo" que los haría concretos) y de un origen real. El concepto más vacío y la mayor contradicción a la vida es, precisamente, el de Dios.
El Concepto de Dios: Miedo, Sometimiento y Enfermedad
Creemos en Dios porque nos aterroriza la vida y el devenir; somos cobardes ante la idea de estar solos y, por ello, creamos un Dios que nos somete y al que obedecemos. Nietzsche argumenta que no necesitamos a Dios; creer en él es estar enfermos. Debemos "matarlo" para autoafirmarnos y ser dueños de nuestra propia vida, que es el devenir constante.
Politeísmo vs. Monoteísmo: Una Perspectiva Nietzscheana
Nietzsche establece diferencias fundamentales entre el politeísmo y el monoteísmo, considerando el primero más acertado. El politeísmo no infravalora lo humano frente a lo divino, no niega la multiplicidad ni aterroriza. En cambio, representa las características del ser humano en distintos dioses que se interrelacionan y poseen pasiones.
Por el contrario, el monoteísmo constituye un monopolio, destierra la naturaleza e impone lo sobrenatural, desterrando las pasiones, el cuerpo y los sentidos. Para la religión monoteísta, estas son fuentes de pecado. La religión, según Nietzsche, odia el cuerpo, el mundo y el devenir, creando esclavos de Dios que viven en el miedo y la esperanza de una recompensa tras el sufrimiento de la vida.
La Pulsión de Muerte y la Necesidad del Ateísmo
Esta visión religiosa se trata de una pulsión de muerte, una confusión de lo último y lo primero. Nietzsche defiende el ateísmo frente a la religión, pues el primero fortalece al hombre, mientras que el segundo lo debilita y atemoriza.
Es necesario "matar a Dios" para poder autoafirmarnos y vivir plenamente en el mundo variable de los sentidos y las pasiones. Debemos acabar con todo aquello que limita nuestra vida y que hemos construido "a base de barro". Tenemos que acabar con Dios y con todos los ídolos.
El Mensaje de El Crepúsculo de los Ídolos
Este es el mensaje principal de la obra de Nietzsche, El crepúsculo de los ídolos: el anuncio del fin de estos ídolos y conceptos supremos que nos encadenan.
Nota del profesor: Intuición genera metáforas, razón genera conceptos. Cuando Nietzsche pone entre comillas un término, a menudo lo hace para destruirlo "a martillazos".