Nietzsche: Crítica a los Conceptos Supremos y la Muerte de Dios
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"Conceptos supremos" es una expresión que se refiere a las categorías racionales (como las categorías kantianas) que los filósofos dogmáticos han utilizado para referirse a la "verdadera realidad" del mundo inteligible. Estos conceptos pretenden designar las características de ese "mundo verdadero". Son los conceptos "ser", "sustancia", "identidad", "causa". Pero estos "conceptos supremos" no designan nada real, sino que son términos que elabora nuestra razón para referirse a un mundo inventado por nuestra cobardía ante el devenir. Según Nietzsche, el mundo real no puede caracterizarse mediante aquellos conceptos, sino mediante intuiciones sensibles que capten adecuadamente la realidad sensible.
La Crítica al Lenguaje y la Razón
La crítica a la razón supone un análisis del lenguaje, ya que es éste quien falsifica la realidad y no la razón. El hombre tiene que caer necesariamente en el error porque es víctima del lenguaje. El lenguaje nos confunde al identificar las palabras con las cosas. Nos hace creer que, por el hecho de que exista una palabra, ya existe necesariamente la cosa a la que se refiere. Nos engaña sobre todo a la hora de formar conceptos: su capacidad de generalización parece confirmar el carácter unitario y permanente de las cosas. El concepto pretende servir para expresar y significar una multiplicidad de cosas o realidades individuales que, en rigor, nunca son idénticas. El concepto se ha formado prescindiendo arbitrariamente de las diferencias individuales, como si en la naturaleza existiera tal unicidad. Las palabras son un conjunto de generalizaciones, ilusiones que el uso y la costumbre han venido imponiendo, puras convenciones o metáforas olvidadas.
Inversión de la Causalidad
Los filósofos, confundiendo lo primero con lo último, siempre han explicado los valores y conceptos supremos como causa de sí mismos, como algo que no podía provenir, proceder o resultar de las cosas consideradas por debajo de tales conceptos y valores, cuyo prototipo sería el concepto de Dios: aquí, dice Nietzsche, "lo último, lo más tenue y vacío, es puesto (por los filósofos) como lo primero, como causa sui".
La Muerte de Dios y el Fin de los Ideales
La expresión "Dios ha muerto" es la gran metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas y de las ideas inmutables, la muerte de los ideales que guiaban la vida humana. Dios representaba todo aquello que era suprasensible: el mundo de las ideas de Platón, todos los idealismos, todas las grandes creencias o verdades que atraviesan el curso completo de la historia de Occidente, todo lo que da sentido a la vida apoyándose en un más allá. Y ahora, nos dice Nietzsche, todo eso está muerto: los ideales ya no impulsan la vida de las personas, el mundo suprasensible ha perdido toda la fuerza. Con la muerte de Dios se desmorona nuestra civilización, ya que todos los valores de ésta se fundamentan en la creencia de que el sentido del mundo está fuera del mundo. Dios personifica esta creencia. Ahora vivimos el fin de nuestra civilización, los valores supremos ya no tienen validez, el sentido del mundo ya no se busca fuera del mundo.