Nietzsche: Crítica a la Moral, Muerte de Dios y el Advenimiento del Superhombre
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Teología, Ética y Antropología en Nietzsche
La Crítica de Nietzsche al Ser Humano
Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, al que define como un animal cuya principal arma para defenderse es la inteligencia y la razón. Nietzsche critica que el hombre es un ser débil e indigente, pero que, arrogantemente, se cree el centro de la naturaleza. Por esta razón, el ser humano actual debe ser entendido como un puente, una transición hacia el superhombre (Übermensch). El hombre experimentará una serie de transformaciones con las que conseguirá superarse a sí mismo para dar paso al superhombre, aquel ser que encarna la voluntad de poder y no la voluntad de verdad.
La Moral Tradicional: Moral de Esclavos
El hombre común sigue los dictados de la moral tradicional, que Nietzsche denomina una moral de los esclavos. En esta moral, lo fundamental es la resignación y el rechazo a la vida y sus impulsos. Es una moral antinatural, pues niega los instintos vitales y su fundamento último ha sido Dios. Sostiene la existencia de una verdad única según la cual la vida concreta y terrenal tiene que ser sacrificada en nombre de otra vida futura y trascendente. Por lo tanto, Dios es el fundamento último de la voluntad de verdad y del platonismo (y de la metafísica occidental en general) y, por consiguiente, es el gran enemigo frente al surgimiento del superhombre, portador de la voluntad de poder.
La Muerte de Dios y el Nihilismo
Dios ha sido el gran 'impedimento' contra la vida, la afirmación de los instintos y la valoración del mundo terrenal. Por ello, es necesario negar a Dios para poder dar valor a la vida. Esta negación se expresa en la famosa frase de Nietzsche: 'Dios ha muerto'. Con la muerte de Dios surge el nihilismo, que constata que todos los valores tradicionales (basados en Dios) se quedan sin fundamento, en nada.
El nihilismo puede tener una vertiente negativa: en cuanto que, con la caída de los valores tradicionales, el ser humano puede caer en la desorientación y la falta de sentido. Sin embargo, también presenta una vertiente positiva: la muerte de Dios es la gran oportunidad para la transmutación de todos los valores, condición necesaria para que surja el superhombre.
La Transmutación de los Valores y la Voluntad de Poder
La transmutación de los valores deberá valorarse desde la perspectiva de la voluntad de poder, entendida como impulso vital y creador. Esta transmutación será llevada a cabo por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil (dominado por la voluntad de verdad y la moral de esclavos) hacia un hombre fuerte (dominado por la voluntad de poder).
Las Tres Transformaciones Hacia el Superhombre
Esta evolución o superación del hombre debe pasar por tres estadios o transformaciones del espíritu:
- El camello: Representa al espíritu que carga con el peso de la moral tradicional y los valores establecidos, asumiendo su deber y obediencia.
- El león: Simboliza al espíritu nihilista que se rebela contra todos los valores impuestos ("Yo quiero" frente al "Tú debes"), destruyendo las viejas tablas de la ley, pero aún es incapaz de crear nuevos valores.
- El niño: Encarna la inocencia, el juego, la creación espontánea y la afirmación de la vida. El niño hace de la vida un juego y una creación artística, libre de prejuicios y resentimientos.
El Superhombre: Creador y Artista de la Vida
El niño es la representación final del superhombre. Este posee una radical voluntad de poder y admite la vida tal cual es, con su alegría y su dolor, afirmándola en su totalidad bajo el signo del eterno retorno (la idea de que todo acontecimiento se repetirá infinitamente). El superhombre es un creador de valores, rechaza la moral del esclavo (la moral de la resignación y el resentimiento) y crea su propia vida como si fuera una obra de arte, afirmando su singularidad y potencia vital.