Nietzsche: Crítica Radical a la Moral y Metafísica Tradicionales
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La Crítica de Nietzsche a la Moral Occidental
Friedrich Nietzsche desarrolla una profunda crítica a los fundamentos de la moral y la metafísica que han dominado la cultura occidental. Distingue entre dos tipos fundamentales de moralidad:
Moral Contranatural: La Moral de los Débiles
Nietzsche identifica una moral contranatural, característica de aquellos a quienes considera débiles y resentidos. Esta moralidad se opone a la vida, rechazando el cuerpo, las pasiones y la existencia terrenal. Promueve la creencia en un mundo superior y verdadero, por cuya obtención se justifica el sacrificio y la mortificación en esta vida. Según Nietzsche, esta moral surge del resentimiento que los débiles sienten hacia los fuertes y busca convertir sus propias debilidades en virtudes. Toda ética que exija renunciar a la vida presente para ganar una supuesta vida en el más allá es, para él, una manifestación de esta moral contranatural. Considera que la moral socrática y, por extensión, la tradición filosófica y religiosa occidental, defienden estos principios a los que él se opone radicalmente.
Moral Natural: La Afirmación de la Vida
En contraposición, Nietzsche defiende una moral natural, propia de los espíritus fuertes. Esta moral se fundamenta en la voluntad de poder y en la valoración intrínseca de esta vida, con sus instintos y pasiones. Es una moral que afirma la existencia terrenal sin buscar refugio en realidades trascendentes.
Crítica a la Metafísica y al Platonismo
El Engaño de los Dos Mundos
Nietzsche dirige una crítica feroz a la metafísica occidental, especialmente a la herencia platónica. Ataca la división de la realidad en dos mundos:
- Un mundo sensible: Considerado inferior, cambiante y aparente.
- Un mundo de las ideas: Postulado como superior, inmutable y verdadero.
Esta dualidad, iniciada filosóficamente por Sócrates y Platón, encontró una estrecha unión con la religión, formando la base de la moral europea. Nietzsche considera que esta división debe ser invertida: el mundo considerado hasta entonces como "aparente" (el del devenir, el de los sentidos) es el único mundo real. El supuesto "mundo verdadero" e inmutable de las esencias, defendido por el platonismo y la religión, es para Nietzsche una invención, una ficción inexistente.
La Afirmación del Mundo Aparente
Desde esta perspectiva, Nietzsche rechaza la noción de una realidad trascendente y estática. Para él, solo existe el mundo del devenir y de las apariencias. La búsqueda de esencias inmutables es una ilusión que niega la naturaleza fundamentalmente cambiante de la existencia.
La Transmutación de los Valores
Inversión de la Tabla Tradicional
Como consecuencia de su crítica, Nietzsche propone una transmutación de todos los valores. Esto implica invertir la tabla de valores heredada de la tradición occidental, que él considera decadente y basada en el resentimiento. El objetivo es superar esta moral mediante la creación de una nueva jerarquía de valores que represente una afirmación radical de la vida.
Hacia una Moral Fuerte y Creativa
Frente a la moral resentida, Nietzsche aboga por una moral fuerte, noble y creativa. La moral de los débiles debe ser sustituida por la moral de los fuertes, y la influencia de la religión, que perpetúa la moral contranatural, debe ser eliminada. La nueva moral se basará en la exaltación de las fuerzas primarias de la vida, en los instintos afirmadores. Es importante destacar que Nietzsche concibe esta transformación no como un movimiento colectivo, sino como un proceso que ha de darse a nivel individual.
La Inocencia del Devenir
Nietzsche observa que la filosofía tradicional ha mostrado históricamente un profundo rechazo hacia el devenir, es decir, hacia el carácter cambiante, fluyente e impermanente de la realidad. Esta tradición ha perseguido ilusoriamente el ideal de una realidad superior, estática e inmutable, que poseería características opuestas a las de este mundo dinámico en el que vivimos. Nietzsche, en cambio, celebra el devenir y lo considera fundamental, abogando por aceptar la naturaleza cambiante de la existencia sin buscar consuelo en ficciones metafísicas.