Nietzsche y la Deconstrucción de la Verdad: Perspectivismo, Lenguaje y el Devenir de la Realidad
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Conocimiento y Verdad en Nietzsche: Devenir y la Crítica al Mundo Metafísico
La realidad se nos presenta como caos, como diferencia; nada es eterno. La realidad no es, sino que deviene. Pero si esto es así, no es posible conocerla, por lo que podemos experimentarla, pero no conocerla. En Occidente, nos dice Nietzsche, hemos duplicado el mundo: tenemos el mundo de la apariencia (el devenir) y el del ser.
Por analogía con los egipcios y lo que hacían con los muertos, Nietzsche llama filósofos-momia a aquellos que confían en los conceptos abstractos y desconfían de los sentidos.
Nietzsche ante el llamado "Mundo Verdadero"
Una vez desenmascarado el mundo verdadero (una creación humana), solo nos queda el mundo aparente, es decir, el devenir. Un mundo en el cual tenemos experiencias diversas según nuestra fisiología. Más que un mundo real, Nietzsche habla de un mundo experimentable.
La creación del llamado mundo verdadero es síntoma de decadencia, de un hombre débil que necesita crear este mundo, que todos crean en él y que desprecien el otro.
Crítica al Mundo Metafísico y el Papel del Lenguaje
La invención y la ficción son poderosas armas del intelecto para crear un mundo apto para la vida fatigada. La principal herramienta será el lenguaje.
El lenguaje llena la realidad de sujetos, sustancias, identidades... que no experimentamos. Permite lo que Nietzsche llama una metafísica popular, trabajada por los filósofos-momia, quienes crearán los mundos metafísicos. Un ejemplo claro es la relación entre el trueno y el relámpago.
Elementos Lingüísticos Constructores de Mundos Metafísicos:
- El término "yo": Su uso nos hace pensar que existe un sujeto, cuando el sujeto no es una sustancia, sino una pluralidad de fuerzas y una diversidad de personajes que se suceden.
- La gramática del verbo "ser": El verbo "ser" habla de la esencia de las cosas y fomenta la existencia de entidades con rasgos permanentes. Le quita importancia a las diferencias experimentales, las obvia, simplifica la realidad y la hace permanente.
- Polisemia y sinonimia: Reducir la realidad a unos pocos conceptos iguales nos ayuda a simplificar la vida, la hace más cómoda, pero nos engaña sobre la realidad.
Nietzsche nos dice que es necesario un nuevo lenguaje o, ya que es difícil escapar del lenguaje, como mínimo conocer sus trampas.
Conocimiento y Verdad vs. Interpretación: La Voluntad de Poder
La verdadera finalidad de estos filósofos-momia al crear estas realidades no es la búsqueda de la verdad, sino una necesidad fisiológica: el miedo al cambio, al devenir, a la muerte.
No hay mundo verdadero, solo una multitud de perspectivas, todas ellas válidas. El ser humano no busca por naturaleza el saber; huye del peligro del devenir, de vivir en un mundo sin sentido ni racionalidad. La única 'verdad' que puede alcanzar es la condena eterna a la no-verdad.
No hay hechos, solo interpretaciones; no hay conocimiento objetivo, solo apreciaciones. No tenemos una medida de percepción universal; toda percepción es una interpretación de quien percibe el mundo.
Influencias Subjetivas en la Percepción:
- Aparato sensorial: Las percepciones son ya de por sí juicios de valor que se basan en la utilidad, lo agradable, etc., para el cuerpo que lo percibe. La percepción no es neutral; está ligada a una interpretación selectiva.
- Vivencias: Lo que vivieron nuestros antepasados y lo vivido a lo largo de nuestra vida; es todo un cúmulo de elementos que condicionan la percepción.
- Impulsos: Pulsiones, afectos... que también condicionan la percepción.
La filosofía de Nietzsche se sitúa más allá de la verdad.
El Perspectivismo Nietzscheano: Más Allá de la Verdad Absoluta
Conocer no es un acto en el que aparece la esencia de las cosas, sino una valoración hecha desde una perspectiva. Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo.
Lo importante es aprender a moverse sin un criterio absoluto de verdad, experimentar la vida y vivirla en esta ambivalencia de sentido. La carencia de verdad no equivale, para Nietzsche, a la carencia de sentido.
El error radica en que algunos quieran hacer pasar su interpretación como la única válida y la impongan a los demás. No hay una única y verdadera perspectiva; el todo es la totalidad de las perspectivas.