Nietzsche: La Dualidad Apolínea-Dionisíaca y el Impulso Vitalista

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La Dualidad Apolínea y Dionisíaca en Nietzsche

La pasión siempre triunfa; la vida acabará en tragedia. Como sabemos, Nietzsche apoyaba la Grecia clásica y afirmaba que deberíamos volver a la misma. Así, el filósofo compara la vida con la tragedia griega. El teatro griego contenía dos fases diferenciadas:

  • Una en la que los actores debían ceñirse a la trama planteada y no salirse del molde.
  • Y otra libre en la que bailaban, cantaban... aleatoriamente y sin ningún tipo de guion.

Para Nietzsche, la vida tiene estas dos partes: lo razonable, claro y conceptual, característico del dios griego Apolo (lo apolíneo); y lo espontáneo y apasionado, representado por el dios Dioniso (lo dionisíaco).

Lo Apolíneo: Razón, Claridad y Orden

Lo apolíneo representa la necesidad del ser humano por la razón, la claridad, el arte y el orden, y lo que se encuentra delimitado.

Lo Dionisíaco: Pasión, Música y Vitalidad

Lo dionisíaco (lo vital) son las pasiones, la música, la embriaguez y la disolución de los límites individuales.

El ser humano contiene estas dos partes, pero la religión hace que no disfrute de ambas, ya que le pone cadenas a nuestra parte dionisíaca para que así lo apolíneo triunfe.

Vitalismo y Crítica a la Civilización Occidental

La filosofía de Nietzsche tiene mucho que ver con el planteamiento vitalista de autores como Kierkegaard y Schopenhauer. Para el vitalismo, el individuo es lo que cobra mayor importancia: la vida individual.

Existen, en cambio, conceptos como "ser", "realidad", "esencia", "conciencia" o "Dios" que esconden al individuo, quitándole importancia a lo único real: la vida de uno mismo. Varios de estos conceptos fueron incorporados antiguamente a la religión del momento: el cristianismo, religión imperante en la civilización.

De ahí su crítica: Nietzsche pretende que las personas olviden todo lo que ha ocurrido hasta el momento a partir de Sócrates, ya que no es la trayectoria deseada. Él quiere volver a la Antigua Grecia, donde lo pasional no era mal visto. Lo más importante es vivir sin analizar excesivamente las consecuencias.

El principio de la vida es la vitalidad; vivir es una forma que nos lleva a seguir viviendo. Para este filósofo, la vida es alegría; estar vivo es muy valioso. Pero la gente parece haber olvidado que la crítica del momento se dirige precisamente a ellos.

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