Nietzsche y la Filosofía Griega: El Poder del Arte Trágico y lo Dionisiaco
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Contextualización Filosófica de Nietzsche
Friedrich Nietzsche (1844-1900) fue un filósofo y filólogo alemán que trató de encontrar sentido a los conceptos de la filosofía, buscando su origen en el lenguaje a través del «método genealógico». Toda la filosofía de Nietzsche es un alegato contra la cultura europea en todas sus dimensiones y un intento de destruir los fundamentos en que esta se había apoyado a lo largo de los siglos.
Los Filósofos de la Sospecha y la Crítica Cultural
Nietzsche, junto a Marx y Freud, fueron llamados «filósofos de la sospecha», pues observaban el pasado no con optimismo, sino sospechando que algo no marchó bien. La concepción que Nietzsche tiene de la historia sigue el modelo griego, la muerte de Dios y el superhombre, denominada «crítica de la cultura occidental».
Periodos Filosóficos y Obras Clave
La propuesta del nihilismo, la solución del superhombre (opuesto al concepto de hombre de la burguesía idealista del siglo XIX) y el filosofar con el martillo para derribar los ídolos de la cultura occidental, constituyen el trabajo filosófico perteneciente a su periodo de madurez, que abarcó desde 1883 hasta su enmudecimiento total.
Obras del Periodo de Madurez (1883-1888)
- Así habló Zaratustra (1883-1885)
- Más allá del bien y del mal (1886)
- La genealogía de la moral (1887)
- El crepúsculo de los ídolos (1888), la cual es una respuesta directa a la ópera de Wagner, El crepúsculo de los dioses. Nietzsche entiende que Wagner sustituye los dioses antiguos por otros nuevos, con lo cual impide el paso decisivo que Nietzsche exige: liberar al individuo de ataduras religiosas o ideológicas, de todo tipo de fe.
Obras del Periodo Romántico (Pre-1883)
A este periodo de madurez le preceden otros dos, incluyendo el periodo romántico, en el cual se encuentran obras como:
- El nacimiento de la tragedia (1872-1886)
- Consideraciones intempestivas (1873)
En estas obras se ve reflejada su lucha por un nuevo ideal de cultura, el ideal del hombre estético y heroico, cuyo prototipo hay que buscarlo en la era trágica de los griegos antes de Sócrates (el cual será criticado duramente por Nietzsche en El crepúsculo de los ídolos), en Heráclito, Teognis y Esquilo.
El Arte Trágico y lo Dionisiaco en Nietzsche
La Reivindicación del Arte Trágico
La reivindicación del arte trágico en Nietzsche ha de entenderse como una comprensión de la vida como representación, como un juego en el que la pasión y la alegría de vivir ocurren en un contexto de un destino que escapa al hombre. Lo trágico va asociado al sentido de catarsis (de «curación») y al de lo dionisiaco, entendido como liberación.
Lo Dionisiaco: Instinto, Liberación y el Dios Dioniso
Mientras que en Platón había que curarse de la ignorancia liberándose de las cadenas de los sentidos, para Nietzsche la «curación» consiste en la recuperación del instinto mediante la liberación de las cadenas de la razón. Esa liberación de las cadenas con que nos atrapa la razón es lo dionisiaco.
El término dionisiaco deriva del nombre del dios griego Dioniso: dios del instinto, de la pasión, de la ebriedad, del desenfreno, de la alegría de vivir. El nacimiento de la tragedia va unido a las celebraciones en honor a Dioniso en las que se bebía vino, se bailaba y se cantaba en grupos. También es el dios de la reencarnación del «eterno retorno» de la vida.
Lo dionisiaco representa la superación del principium individuationis, el olvido de lo subjetivo, de las fronteras del «yo». Es el conocimiento inmediato del mundo, la reafirmación del vínculo entre un ser humano y otro, así como entre el ser humano y la naturaleza. Por ello, el arte trágico tiene como expresión privilegiada la música.
Lo Dionisiaco vs. Lo Apolíneo
En lo dionisiaco, el ser humano ya no es artista, es arte, arte trágico en el que tiene lugar la superación de la lógica y de la sintaxis. La vida concebida como arte. Así pues, el arte trágico es la representación del desenfreno dionisiaco, frente al orden, de la pasión frente a la razón. El orden y la razón son la expresión de lo apolíneo, del dios griego Apolo.
El Espíritu Trágico y el Destino Humano
En su obra El nacimiento de la tragedia, la tragedia nace del dolor ante el espectáculo de la vida y la muerte. En la representación de este espectáculo, lo dionisiaco y lo apolíneo se necesitan; de hecho, es la representación del espectáculo de su lucha mutua. Bajo el orden subyace siempre lo irracional, el desorden; sin cuya aportación el arte no sería posible. El espíritu trágico es donde se manifiesta y se descubre la dimensión de lo humano: un destino sin redención.