Nietzsche y la Muerte de Dios: El Ocaso de los Valores Occidentales
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El Problema de Dios en Nietzsche
La Función Tradicional de Dios en Occidente
Dios ha representado, en la tradición histórica de Occidente, el sentido del mundo humano y de la naturaleza. Es decir, el valor de las cosas de aquí, de nuestro mundo, lo hemos situado fuera, en un mundo suprasensible. Este último sería el fundamento del mundo sensible. Por lo tanto, el mundo suprasensible sería el mundo real, el verdadero, mientras que el mundo sensible aparece como el ilusorio.
La Crítica Nietzscheana: Dios como Síntoma de Decadencia
Sin embargo, para Nietzsche, “Dios” no es más que una palabra, un artificio del lenguaje inventado por los débiles o "esclavos", ya que ellos necesitan de la idea de Dios como un sedante para poder soportar la fuerza impetuosa del devenir de la vida. Dios es la expresión máxima de la decadencia y del menosprecio del mundo terrenal.
El Proceso Histórico de Devaluación de la Vida
La historia de Occidente, desde Sócrates (con el triunfo de Apolo sobre Dionisos, la razón sobre la vida) hasta el comienzo de la modernidad, ha sido un proceso cultural de descenso, de degradación constante en el que los auténticos valores, favorecedores de la vida, se han ido degenerando mientras emergían los trascendentes e ilusorios.
La Muerte de Dios y sus Implicaciones
Con el Renacimiento y la Ilustración, en los que se asienta una concepción antropocéntrica de la vida en contra de la teocéntrica, comienza el proceso de la muerte de Dios y toca fondo el proceso nihilista: la vida humana pierde toda la significación trascendente que se le había dado y la serie de valores que se sustentaban en el ser de Dios pierden su vigencia. Nietzsche extiende acta como notario de un proceso que se manifiesta en la cultura occidental desde el Renacimiento: el Dios cristiano, el monoteísmo, se va alejando del horizonte del individuo culto europeo.
Pero la expresión “Dios ha muerto” va más allá del simple ateísmo; es la gran metáfora que expresa la muerte de las verdades absolutas y de las ideas inmutables, la muerte de todo aquello que daba sentido a la vida: la muerte de todo “más allá”. Se trata de un proceso de secularización que tiene su fin en el ateísmo ilustrado. Para Nietzsche, Dios es la amenaza más grande contra la vida porque hace que los seres humanos crean en otras vidas y rehúyan esta, que es la única real.
Nihilismo y la Búsqueda de Sucedáneos
Sin embargo, como no se puede vivir sin valores, se buscan sucedáneos de Dios, como:
- La racionalidad científica
- El progreso
- El Estado
- Etc.
De esta forma, tampoco asumimos la significación histórica de la muerte de Dios, sino que se sigue manteniendo la misma concepción moral contraria a la vida.
Hacia la Afirmación de la Vida
Hay que asumir la significación de la muerte de Dios y abrir la posibilidad a un mundo esplendoroso en el que la voluntad de poder del hombre superior (Übermensch) creará valores vitales y vivirá amando este mundo, siendo fiel a la vida real.