Nietzsche y la Postmodernidad: Vitalismo, Crítica de la Razón y el Despertar del Ser
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Nietzsche y la Postmodernidad: El Despertar del Vitalismo y la Crítica a la Razón
Después de los grandes sistemas filosóficos de Kant y Hegel, cumbres de la Edad Moderna y la Ilustración, entramos en la llamada postmodernidad, un periodo caracterizado por el desengaño y la crítica a los grandes ideales modernos. Hemos visto a Marx, criticando desde un punto de vista histórico y materialista, desvelar las estructuras socioeconómicas.
Friedrich Nietzsche, por su parte, en todas sus obras, pero especialmente en su obra cumbre Así habló Zaratustra, criticará la sociedad occidental desde otro punto de vista: desde su profundo examen de la cultura y del ser humano. Por ello, se le considera el gran desenmascarador de los valores tradicionales.
El Vitalismo Nietzscheano: La Apuesta Radical por la Vida
Frente a los profundos cambios y revoluciones de su época, Nietzsche ofrece un punto de vista radical y novedoso. El pilar fundamental de su pensamiento es su vitalismo, su apuesta incondicional por la vida. Para Nietzsche, lo esencial es la vida misma, el aquí y el ahora. Así, se descartan mundos ideales o superiores que, según él, solo sirven para devaluar la existencia terrenal. Como él mismo sugiere: «¿Para qué inventar un más allá sino para manchar el más aquí?».
La vida, el aquí y el ahora, es lo único que existe, y por lo tanto, debe vivirse con la máxima intensidad, pues no hay mundos futuros ni vida más allá de la muerte.
La Crítica Radical de la Razón
Si la vida debe vivirse con intensidad, ¿cuál es nuestra "herramienta" para ello? Podríamos pensar que es la razón, pues como seres racionales, intentamos entender la vida para vivirla mejor. Sin embargo, para Nietzsche, esto es un profundo engaño: la razón no nos ayuda a vivir la vida, sino que, paradójicamente, nos aleja de ella.
Siguiendo la estela de Schopenhauer, Nietzsche defiende la incapacidad de la razón para explicar la realidad en su totalidad. La vida es intrínsecamente irracional, y todo intento de reducirla a esquemas "muertos", cuadriculados y engañosos es una traición a su esencia. Para Nietzsche, aquellos pensadores que han intentado dar una explicación racional a la vida, que otorgan primacía a lo teórico o que buscan algo que permanezca inmutable en el devenir constante de la existencia, en el fondo están huyendo de esa vida que les desagrada, prefiriendo construirse otra (ideal o espiritual).
Estos pensadores se autoengañan y, a su vez, engañan a los demás. Nietzsche se erige, así, como el gran crítico de la razón, de la postura cartesiana e ilustrada de los siglos anteriores, y de esa confianza ciega en la razón y la ciencia.