Nietzsche: Voluntad de Poder, Vitalismo y Dualidad Apolínea-Dionisíaca
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La Voluntad de Poder
Nietzsche la entiende como la categoría esencial de la vida: la vida es voluntad de poder. No se ha de entender como un simple deseo; no es sometimiento, sino dominio. La voluntad es el impulso que lleva a un individuo a imponerse sobre lo que le rodea. Es una lucha contra todo cuyo fin último es imponerse incluso sobre uno mismo; es autosuperación.
Vitalismo
Las concepciones de las vidas apolíneas o dionisíacas, al ser trágicas, pueden parecer pesimistas; sin embargo, la filosofía de Nietzsche se convierte en todo lo contrario. La vida es dolor porque tiene que terminar, es sufrimiento porque nunca estamos satisfechos, es esfuerzo porque nada se nos regala. Pero Dioniso enseña que el dolor es solo una visión parcial de nuestra existencia. El principio de la vida es vitalidad; vivir es una fuerza natural que nos exige seguir viviendo, seguir haciendo algo hasta que no podamos más. Por eso, para Nietzsche, la vida es alegría, porque mientras estamos vivos no hay nada más valioso.
Nietzsche elabora una filosofía que, por un lado, hace una feroz crítica de la cultura occidental, a la que acusa de decadente, y por otro, desarrolla el vitalismo mediante una concepción original de la vitalidad, el tiempo y el individuo.
Apolíneo y Dionisíaco
En El nacimiento de la tragedia, su primera obra, Nietzsche explica que en la cultura griega se dan dos tendencias opuestas:
- Lo apolíneo: lo razonable, claro y conceptual, representado por el dios Apolo.
- Lo dionisíaco: lo espontáneo, arbitrario y apasionado, representado por el dios Dioniso.
Son dos tendencias que no solo están presentes en el arte, sino también en la vida misma de cada persona. Lo apolíneo representa la necesidad humana de razón, claridad, orden, de todo lo que está determinado y delimitado. Lo dionisíaco es la afirmación de lo vital: las pasiones, la música, la danza, la sexualidad, etc.
La tragedia es la representación de esta contradicción, de esta lucha entre dos tendencias contrarias. Pero también es la representación de la auténtica realidad de los seres humanos; al final, las pasiones triunfan, y el protagonista es víctima de sus propias pasiones humanas.