Nietzsche y Wagner: La Evolución de una Relación Filosófica y Musical

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La personalidad de Wagner le parecía a Nietzsche afable e ingeniosa, principalmente cuando ambos mantenían una conversación relacionada con Schopenhauer. Wagner, por su parte, pensaba que Schopenhauer era el único que reconocía el importante lugar que la música ocupa entre las artes.

Fue en esa oportunidad cuando Wagner invitó a Nietzsche a su casa, ubicada en Triebschen, un lugar próximo a Lucerna.

Nietzsche en Basilea y la Consolidación del Vínculo

Al poco tiempo, a Nietzsche, que para ese entonces contaba con 24 años, le ofrecieron una cátedra vacante de Filología Clásica en la Universidad de Basilea; y en abril de 1869 partió hacia esa ciudad.

Nietzsche aprovechó su estancia en Basilea para visitar a Wagner en Triebschen sin previo aviso, respondiendo a su invitación.

En ese momento, Wagner tenía 56 años y convivía con Cosima, que tenía 24 años, hija de su amigo Franz Liszt (1811-1886), quien todavía estaba casada con Hans von Bülow (1830-1894), conocido director y admirador de la obra de Wagner.

Nietzsche era un excelente pianista y se convirtió en un invitado habitual en las reuniones sociales de Basilea.

La estadía de Nietzsche en Basilea duró diez años, período durante el cual visitó asiduamente a la familia de Wagner.

Colaboración y Apoyo Mutuo

Nietzsche creía en el proyecto wagneriano de renovación cultural y lo apoyó en su planeado festival en Bayreuth, mientras Wagner confiaba en el talento de Nietzsche para promover su proyecto teatral. En este sentido, no se equivocó, porque Nietzsche publicó en 1876 su cuarta Consideración intempestiva, titulada Richard Wagner en Bayreuth, donde analizó la relevancia de su proyecto.

Nietzsche, además, presenció la colocación de la piedra fundamental del gran teatro operístico que Wagner hizo construir en Bayreuth.

El Inicio del Desencuentro

Sin embargo, dos años después, ambos tuvieron un profundo desencuentro debido al interés de Nietzsche por la obra de Brahms, Triumphlied, que se realizó con ocasión de la victoria prusiana en la guerra entre Prusia y Francia. Su contenido musical giraba en torno a la idea de justicia, y Wagner la criticó displicentemente. Aunque este tema no fue lo único que los separó, también tuvieron divergencias sobre la interpretación de la guerra y las expectativas sobre el desarrollo ulterior.

Además, Nietzsche se dio cuenta de que Wagner se había aburguesado y de que la diferencia de edad entre ellos empezaba a notarse. Por otra parte, advirtió que, mientras para él Bayreuth era la oportunidad de renovación, para Wagner significaba la culminación de su proyecto personal.

El Final de la Relación

En 1876, Nietzsche y Wagner tuvieron su último encuentro en Sorrento, donde Nietzsche pasaba el invierno tratando de recuperar su salud maltrecha.

Dos cosas fundamentales fueron las que desagradaron profundamente a Nietzsche de Wagner: las advertencias que este le hizo sobre la condición de judío de su amigo Paul Rée y el esbozo que el compositor le presentó de su ópera Parsifal, en la que estaba trabajando, por no estar de acuerdo con el giro cristiano que Wagner le dio a esa obra.

El final de su relación con Wagner se sintetizó en una nota que el compositor le envió en un ejemplar de Parsifal dedicado a él, mientras que, al mismo tiempo, Nietzsche le remitió a su vez su libro Humano, demasiado humano, lo que aclaró de algún modo las cosas.

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