El Nihilismo en la Filosofía de Nietzsche: Un Análisis Profundo
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El Nihilismo en la Filosofía de Nietzsche
¿Qué es el Nihilismo?
Este término proviene de la palabra "nada". Nietzsche es un pensador nihilista, pero a la vez antinihilista. Nihilismo significa, en general, una negación o rechazo hacia realidades y valores que se consideran importantes.
El Nihilismo en la Historia de la Filosofía
Nietzsche califica como nihilista a toda la historia de la filosofía y la metafísica occidental porque, desde Parménides y Platón, los filósofos han rechazado el valor del mundo sensible, el de la verdadera vida y, consecuentemente, el valor de los sentidos como fuente de conocimiento verdadero.
Él cree que los valores de la cultura occidental entraron en un proceso de desvalorización y que han acabado siendo nihilistas, es decir, en nada.
Nihilismo Pasivo vs. Nihilismo Activo
Frente a este nihilismo pasivo y metafísico en el que incurren los pensadores anteriormente citados, que sustituye la vida por un mundo inteligible, que desprecia los sentidos e idolatra la razón, nuestro autor propone un nihilismo postmetafísico activo, que vuelva a poner las cosas en su sitio: el valor de la vida, de los sentidos, etc., y que sea capaz de superar el pensamiento metafísico contrario a los valores vitales.
Nietzsche expresa por primera vez este nihilismo en La Gaya Ciencia (1882) con la frase "Dios ha muerto". Con la creación de un ser supremo como Dios, el hombre ha creído conjurar todos sus males, ha despreciado la vida porque no la entiende y se ha refugiado en la esperanza del más allá, de la vida eterna.
Nihilismo significa también la reacción frente a los valores con los que se sustituye el valor de la vida. Así, el nihilismo niega a Dios, a lo verdadero, al bien. Dios ha muerto, nadie cree en la justicia divina, nadie cree en los valores religiosos, pues no hay vigencia de ello. Éste es el sentido de la expresión “muerte de Dios”.
El mismo es antinihilista porque considera que la situación de la pérdida de valores es mala y rechaza por ello el nihilismo pasivo, y es nihilista porque, frente a ese nihilismo pasivo, propone un nihilismo activo.
La Crítica de Nietzsche a la Religión y al Socialismo
Nietzsche es ateo y, además, se califica en su ateísmo. Él dice que tenemos que prescindir de los valores religiosos; un hombre como tal, que valora la vida, no cree en Dios. Los valores morales de los cristianos van en contra de la vida.
Crítica el ascenso del marxismo (socialismo) pues ve en él una especie de cristianismo, pues la gente que sueña con un mundo mejor hace lo mismo que los cristianos, a pesar de que los socialistas son la mayoría ateos. Es para él también una forma de decadencia, pues una cultura alemana, así como toda la cultura en general, deberían poner fin a todos estos fenómenos de decadencia: judaísmo, cristianismo, socialismo…
La Transvaloración de los Valores y el Superhombre
Así pues, términos como “Dios”, “más allá”, “vida verdadera”, “salvación”, dice en el Anticristo, son sinónimos de “nada”. Solo una transvaloración de los valores, que es el “superhombre”, que afirma los valores de la vida, está en condiciones de realizar, permitiría la superación del nihilismo.
El “SUPERHOMBRE” valora la vida por encima de todo. Nietzsche nos define como camellos: hemos aguantado el peso de la religión y luego nos hemos convertido en león, el que reivindica. Pero el superhombre es un niño; nadie le ha dado valores aún, sino que los crea él. Va a valorar todo lo que potencia la vida, es el héroe futuro, el filósofo venidero, el que comprenderá las grandes verdades de la “muerte de Dios” y de la “voluntad de poder”, la esencia de la vida. Este superhombre viene del arte, es un individuo libre y creador, que está dispuesto a superarse constantemente. Para justificarlo, habla de Picasso, que pinta lo que quiere y no imita a nadie, creador de un nuevo mundo, con valores estéticos en este caso.
El superhombre es, pues, la meta del hombre; debemos dar valor a lo que nos parece más importante y desvalorar lo que nos hace pequeños. Individuo libre, con libertad valorativa y, sobre todo, creador de nuevos valores.
Nietzsche aborrece los valores cristianos, por ejemplo, la humildad. Si tienes capacidades para poder hacerlo, no por ello tienes que ser un chulo, pero ¿si lo tiene por qué no lucirlo?...