Nihilismo, Moralidad y Totalitarismo en la Filosofía del Siglo XX
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NIHILISMO
Pero el nihilismo es una fase de transición y no es sinónimo de decadencia. Por el contrario, lo que exige el nihilismo es la afirmación explícita de la vida tal y como es, una confirmación y en absoluto una resignación. Para Nietzsche esto último es, precisamente, el colmo del debilitamiento, resignarse supone entregarse al otro y renunciar a la autoimposición, a la voluntad de poder, que es el motor de la existencia.
La afirmación de la vida que exige Nietzsche es un acto por excelencia creativo. La muerte de Dios y la pérdida de la verdad tienen que ser recibidos como una feliz noticia, como una "gaya ciencia".
Cada cual ha de proyectar sus verdades y valores con su propia fuerza, en función de su propia vida y como expresión de su propia fortaleza; que el hombre sea un ser creativo, creador de su propia vida y de su propia moral.
CRÍTICA A LA FILOSOFÍA
El filósofo contemporáneo ha olvidado el carácter relativo y de supervivencia del conocimiento. La filosofía ha insistido en negar la vida, el único valor permanente, subordinándola a la búsqueda de una verdad absoluta y metafísica. Esta verdad, que se ha distanciado de la persona que la formuló y ha perdido su relatividad y valor instrumental, se ha cristalizado en el reino de las ideas suprasensibles. Como resultado, ya no responde a las necesidades de la vida, sino que la reprime y castra. En su primera obra, El origen de la tragedia, Nietzsche utiliza la oposición entre dos divinidades griegas, Apolo y Dionisos, para ilustrar el comienzo de una desafortunada subversión. Dionisos simboliza lo vital, la afirmación instintiva de la vida, la existencia creadora, imaginativa y artística, y la voluntad de poder. En contraste, Apolo se asocia con la mesura, el orden, la luz, la racionalidad y la verdad, representando un orden canónico del mundo. Con la irrupción de Sócrates y Platón en el panorama de la filosofía se produce el triunfo de Apolo sobre Dionisos y, consecuentemente, la adopción de una postura racionalista frente a la vida. Con esta actitud se falsifica la verdadera realidad ya que, según Nietzsche, Sócrates y Platón desprecian la vida. A su vez, el cristianismo se alimenta de esa negación racionalista de la vida, es platonismo vulgarizado.
LA BANALIDAD DEL MAL
La "banalidad del mal" es una idea central desarrollada por la filósofa política Hannah Arendt, especialmente en su obra Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal, publicada en 1963. Este concepto surge a partir del juicio de Adolf Eichmann, un alto funcionario nazi, en Jerusalén en 1961. Arendt asistió al juicio como reportera para The New Yorker, y su análisis del caso provocó un amplio debate y controversia.
Contexto del Concepto
Adolf Eichmann fue uno de los principales organizadores de la logística del Holocausto, supervisando la deportación de millones de judíos a campos de concentración y exterminio. Durante su juicio, Eichmann no mostró remordimiento ni una ideología fanática particular; más bien, se presentó como un burócrata obediente que simplemente seguía órdenes.
La Banalidad del Mal
Arendt acuñó el término "la banalidad del mal" para describir la naturaleza aparentemente ordinaria y burocrática de Eichmann y su incapacidad para reflexionar sobre las consecuencias morales de sus acciones. Según Arendt, Eichmann no era un monstruo sádico ni un ideólogo ferviente, sino un individuo mediocre que realizaba actos atroces sin una profunda comprensión de su maldad.
Características del Concepto
- Eichmann no era un fanático ideológico ni un psicópata, sino alguien que actuaba sin una profunda reflexión ética.
- La justificación de Eichmann para sus acciones fue que estaba cumpliendo órdenes y siguiendo la ley, una actitud que Arendt consideraba extremadamente peligrosa porque elimina la responsabilidad personal.
- Eichmann mostró una notable incapacidad para pensar críticamente sobre las implicaciones morales de sus actos, lo que Arendt vio como una forma de pensamiento superficial y acrítico.
Implicaciones Filosóficas
El concepto de la banalidad del mal desafió muchas ideas tradicionales sobre la naturaleza del mal y la criminalidad. Arendt sugirió que el mal puede surgir de individuos comunes que, en situaciones adecuadas y bajo ciertos sistemas, pueden participar en atrocidades sin una reflexión moral profunda. Esto subraya la importancia de la responsabilidad individual y la reflexión crítica en las acciones humanas.
TOTALITARISMO
- El abandono de las leyes por la voluntad del gobernante supremo. Hitler criticaba a las personas que "fueron incapaces de saltar sobre su propia sombra" e insistieron en medidas legislativas.
- La invisibilidad del poder, que fundamentalmente es la policía secreta, y las diversas demostraciones del poder son prescindibles cuando quiere el líder.
- La creación de enemigos. "La categoría del sospechoso abarca así, bajo las condiciones totalitarias, a toda la población: simplemente por su capacidad de pensar, los seres humanos son sospechosos por definición".
- Los campos de concentración son la verdadera institución central del poder organizador totalitario.
El primer paso es matar en el hombre a la "persona jurídica". Matar la "personalidad jurídica" del hombre significa acabar con el estado de derecho. Ello se logra colocando a ciertas categorías de personas fuera de la protección de la ley. El siguiente paso decisivo es el asesinato de la persona moral en el hombre. Ello se realiza, en general, haciendo que sea imposible que alguien tenga un comportamiento moral. El último y decisivo paso es matar la individualidad de la persona humana, su creatividad y su capacidad de actuar. Los métodos son numerosos y no intentaremos enumerarlos: "Comienzan con las monstruosas condiciones de los transportes a los campos, cuando centenares de seres humanos son hacinados desnudos en un vagón de ganado...".