Novela Española Años 50: Auge del Realismo Social con Cela y Ferlosio
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La Novela de los Años 50: Realismo Social en España (Camilo José Cela, Rafael Sánchez Ferlosio)
La novela de los años cincuenta continuó la tradición del realismo de los cuarenta, y sus características se mantuvieron hasta principios de los sesenta. Este movimiento literario buscaba reflejar la compleja realidad social de la posguerra española.
Características Fundamentales del Realismo Social
La novela social de esta época se propuso:
- Informar y sensibilizar al lector sobre aspectos de la realidad omitidos por los medios de comunicación oficiales.
- Asumir un compromiso ético por parte de los autores ante la situación del país.
Las obras intentaron plasmar temas como:
- La pobreza y el hambre.
- La injusticia social.
- La alienación de los trabajadores.
Narrativamente, se observan las siguientes tendencias:
- Predominio del protagonismo colectivo sobre el individual.
- Reducción del argumento y concentración temporal y espacial de la historia.
Camilo José Cela y La Colmena: Un Faro en la Oscuridad
La primera gran novela de esta tendencia fue La Colmena (1951), de Camilo José Cela. Con esta obra, Cela consiguió una vez más romper moldes y ofrecer un producto novedoso.
La Colmena presenta al ser humano en su ambiente cotidiano madrileño, reflejando el Madrid de 1942 con todas sus miserias económicas y morales. Por este motivo, la novela tuvo grandes problemas con la censura franquista y no se publicó íntegramente en España hasta 1963 (su primera edición fue en Buenos Aires, Argentina, en 1951).
El argumento se reduce al mínimo, y los personajes, que conforman un protagonista colectivo, giran en torno a dos motivos constantes: el sexo y el hambre. Los temas centrales explorados incluyen:
- La humillación
- La pobreza
- El aburrimiento
- La hipocresía
El punto de referencia espacial es el café de doña Rosa, un local típicamente madrileño. Los personajes se nos muestran principalmente a través de sus diálogos, lo que minimiza la intervención del narrador y crea una sensación de objetividad, como si una cámara cinematográfica capturara las escenas. La expresividad del lenguaje es notablemente rica, y Cela se erige como un maestro en plasmar todos los matices de la lengua coloquial. A pesar del crudo panorama, al final de la obra se vislumbra algún signo de solidaridad, dejando al lector con una sensación agridulce.
El Objetivismo: La Realidad sin Adornos
Dentro de la novela social, surgió una corriente conocida como objetivismo. Las obras adscritas a esta tendencia se caracterizan por:
- Limitarse a narrar los hechos sin juzgarlos explícitamente.
- Delegar la interpretación de los sucesos en el lector.
- Presentar un tratamiento conductista de los personajes.
- Vehicular la crítica social de forma implícita, no directa.
Rafael Sánchez Ferlosio y El Jarama
Un exponente destacado del objetivismo es Rafael Sánchez Ferlosio con su obra El Jarama (1955). En esta novela, se observa:
- Una extrema reducción de la trama argumental: la novela narra un domingo de verano de un grupo de jóvenes madrileños en las orillas del río Jarama.
- Una visión fatalista de la vida: los personajes aceptan los acontecimientos como algo inevitable, mostrándose incapaces de rebelarse contra un destino que parece predeterminado.
- El contraste entre el tiempo objetivo (el del trabajo rutinario en Madrid, evocado) y el tiempo subjetivo (el del efímero ocio dominical).
- La importancia del espacio: todo ocurre en torno al río, que se convierte en un personaje más y testigo mudo de los acontecimientos.
- La presentación de los hechos desde una perspectiva que simula una cámara cinematográfica, permitiendo cambios de escena y de grupo.
- El diálogo como técnica narrativa dominante, a través del cual conocemos a los personajes.
- El uso magistral del lenguaje coloquial, incluyendo vulgarismos, que aporta gran verosimilitud a las conversaciones.