La Novela Española de Principios del Siglo XX: Del 98 al Novecentismo
La novela anterior a 1936
En las primeras décadas del siglo XX, autores como Galdós, Blasco Ibáñez o Pardo Bazán siguen escribiendo novelas realistas y naturalistas. Pero la narrativa más innovadora procede del Modernismo y la Generación del 98, de Valle-Inclán, Baroja, Unamuno y Azorín. Así, se desarrolla una novela lírica en la que predomina la expresión de la subjetividad. Todos estos novelistas tienen una serie de puntos en común:
- Distinguieron entre una España real miserable y otra España oficial falsa y aparente.
- Sienten un gran interés y amor por la Castilla miserable, revalorizan su paisaje y sus tradiciones.
- Rompen y crean nuevas formas en los géneros literarios.
- Rechazan la estética del Realismo, prefiriendo un lenguaje más cercano a la lengua de la calle.
Entre los novelistas más significativos de esta generación destacan:
Miguel de Unamuno
Profesor de griego de la Universidad de Salamanca, de la que también sería rector. Se trata de un escritor apasionado y polémico que escribió poesía, teatro, novela y ensayo. La unidad de su obra viene de la repetición de temas y del estilo. En sus primeras obras predominan las preocupaciones regeneracionistas y la reflexión sobre España, luego su obra se centra en el tema existencial-religioso. Tiene un estilo seco, directo y lleno de paradojas muy expresivas.
Ensayo:
Predominan dos temas, la reflexión sobre España y las preocupaciones existenciales. El primero aparece en libros como Por tierras de Portugal y España. El segundo en obras como Del sentimiento trágico de la vida.
Novela:
Elimina todo lo que no es esencial en el relato, es una novela densa, filosófica y esquemática. Inventó un género que llamaba “nivola”. Algunas de sus novelas son San Manuel, bueno, mártir, Amor y pedagogía, La tía Tula y Niebla. En San Manuel, bueno, mártir Unamuno trata la pérdida de la fe del cura de Valverde de Lucerna que prefiere mentir a los feligreses para que al menos ellos sean felices.
Pío Baroja
Pío Baroja estudió medicina pero se dedicó al periodismo y a la literatura. Se trasladó a Madrid donde mantuvo una vida aislada y solitaria. Tenía un carácter crítico, manifestó su disgusto por la política, la moral y la injusticia social. Era un intelectual que odiaba el intelectualismo y desde posturas anarquistas evolucionó hacia posiciones desengañadas y escépticas. Escribió numerosas novelas, cuentos, memorias y ensayos. Es el novelista más importante de su época, es un maestro de la descripción de ambientes, del retrato y del diálogo. Los personajes de sus obras suelen ser de tres tipos: los hombres de acción, los abúlicos y los aventureros. En general, todos acaban fracasando. El estilo de Baroja destaca por sus frases breves, espontáneas, ágiles y antirretóricas. Clasificó sus obras en trilogías, entre las más destacadas están: La lucha por la vida y La tierra vasca. En la línea de las novelas de aventuras estarían Las aventuras de Shanti Andía o las veintidós novelas que forman las Memorias de un hombre de acción.
La novela en el Novecentismo
Entre los novelistas más significativos destacan:
Ramón Pérez de Ayala
Busca la experimentación tanto en la forma como en los temas. Escribe novela lírica y novelas intelectuales como Belarmino y Apolonio.
Gabriel Miró
Escribe novelas líricas y formalistas como El obispo leproso.