La Obra de Valle-Inclán: Ciclos Literarios y su Posición en la Literatura Española
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Ramón María del Valle-Inclán, figura cumbre de la literatura española, desarrolló una obra vasta y compleja que transita por diversas etapas creativas. Sus ciclos literarios reflejan una evolución estilística y temática, culminando en la creación del esperpento, una de sus mayores contribuciones a la dramaturgia universal. A continuación, exploramos sus periodos más destacados y su singular ubicación entre el Modernismo y la Generación del 98.
Ciclo de la Farsa (1909-1920)
En este ciclo, Valle-Inclán introduce personajes de la farándula y el uso de disfraces en escenarios del siglo XVIII. En estas obras, lo sentimental y lo grotesco se complementan, consiguiendo un tono tragicómico. Encontramos obras clave como:
- La marquesa Rosalinda
- Farsa infantil de la cabeza del dragón
- Farsa italiana de la enamorada del rey
- Farsa y licencia de la reina castiza
En estas piezas, Valle-Inclán ya comienza a introducir elementos que prefiguran el esperpento.
Ciclo Esperpéntico (1920-1935)
Hacia 1920, todas sus obras, narrativas o teatrales, presentarán rasgos esperpentizadores en mayor o menor medida. En este ciclo, el autor deforma la realidad de modo sistemático, presentándola tal y como es, mediante la técnica del esperpento.
Se trata de una técnica dramática que consiste en deformar la realidad sistemáticamente, degradando y caricaturizando personajes y ambientes, como si estos estuvieran reflejados en una serie de espejos cóncavos, con el fin de mostrar la degradación social y moral en la que viven.
En este ciclo encontramos su obra más importante, Luces de bohemia, y otras obras significativas como Martes de Carnaval, la cual está formada por:
- "Los cuernos de Don Friolera"
- "Las galas del difunto"
- "La hija del capitán"
También pertenece a este ciclo el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, un conjunto de cuatro obras breves que recuerdan las pinturas negras de Goya. Este es un teatro expresionista y totalmente vanguardista, donde se unen la experimentación formal con el compromiso político propio de los autores de la Generación del 98.
Conclusión: Valle-Inclán entre el Modernismo y la Generación del 98
Podemos concluir diciendo que la figura de Valle-Inclán se sitúa entre el Modernismo y la Generación del 98, siendo estas corrientes literarias opuestas pero también complementarias en muchos aspectos. Podríamos afirmar que la primera etapa de su obra es marcadamente modernista (por su experimentación con el lenguaje y búsqueda de la belleza en la creación artística), mientras que su última etapa, la esperpéntica, es esencialmente noventayochista (preocupación por los problemas existenciales del hombre y los problemas de España). No obstante, los rasgos de ambas tendencias convivirán a lo largo de toda su obra.