Obras Maestras del Arte Islámico y Bizantino: Córdoba, Santa Sofía y Rávena
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La Mezquita de Córdoba
La Mezquita de Córdoba fue iniciada por Abderramán I en 784 hasta 786. Posteriormente fue ampliada en 961-966 en época de Al-Hakam II y de Almanzor en 987-990. En su construcción predomina el ladrillo, aunque vemos la piedra utilizada en columnas y la madera en la cubierta.
Aunque originalmente la planta de la sala de oración estaba compuesta por 11 naves y era oblonga, como suele ser habitual en el haram de las mezquitas, posteriormente sucesivas ampliaciones la transformaron en un espacio de 18 naves y con una longitud de la sala mayor que su anchura. Un dato que nos habla de la importancia que se concedió a la construcción de este edificio es que el material principal sea la piedra, aunque también se emplee el ladrillo, que suele ser el material más habitual en la arquitectura islámica.
Seiscientas columnas compartimentan la sala de oración, creando la imagen de un verdadero bosque. Los capiteles de dichas columnas presentan distintas características: algunos son reciclados de edificios anteriores romanos y visigodos, y otros fueron realizados ex profeso con formas vegetales simplificadas. Sobre las columnas se observan arcadas superpuestas: arcos de herradura engarzados en el nivel inferior y arcos de medio punto en el nivel superior.
Iglesia de Santa Sofía
Iglesia de Santa Sofía, Constantinopla (actual Estambul). Arquitectos: Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Construcción iniciada en 528 d.C.
Su construcción fue promovida por el emperador Justiniano durante la llamada Primera Edad de Oro del arte bizantino. La edificación se derrumbó parcialmente en 558 y fue reconstruida, ampliando la cúpula.
La planta es una variante de la planta basilical, donde la nave central está cubierta por la enorme cúpula y un sistema de semicúpulas. El tamaño de la cúpula y el espacio que cubre hacen que, a pesar de tener tres naves, el espacio interior se perciba centralizado.
Los materiales empleados, como el ladrillo y el cemento, así como muchas de las soluciones técnicas, evidencian que la arquitectura bizantina de Santa Sofía es continuadora de la tradición romana.
Mosaicos de Justiniano y Teodora en San Vitale
Mosaicos de Justiniano y su corte, y Teodora y su séquito. San Vitale, Rávena (c. 540).
La primera mitad del siglo VI está marcada por el reinado del emperador Justiniano, periodo que constituye la Primera Edad de Oro de Bizancio.
Estos mosaicos forman parte de la magnífica decoración de la Iglesia de San Vitale. Aparecen a ambos lados del ábside de la iglesia, de modo que una escena aparentemente profana se convierte en un elemento que contribuye a justificar la vinculación del poder político con el religioso.