Obras Maestras de Bernini en el Vaticano: Scala Regia y Baldaquino
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Scala Regia (1663)
A pesar de todas las obras que Bernini realizó en el Vaticano, siempre consideró la Scala Regia como el proyecto más difícil que llevó a cabo.
La Scala Regia es el espacio que une el Palacio Vaticano con la Basílica de San Pedro. Cuando recibe este encargo, estaba aún realizando la plaza.
La Scala Regia llegó a sus manos completamente destartalada, angosta e irregular, con crujías que se iban estrechando. Las condiciones de la escalera suponían un problema, ya que se cuenta que más de un Papa se cayó por ella.
Lo que hará Bernini será colocar dos filas de columnas, estrechando aún más las escaleras y creando una especie de tres naves; pero al irse estrechando las paredes y colocar las columnas rectas, el espacio de las “naves” se iba estrechando cada vez más, haciéndolas inutilizables. Al quedar inhabitables estos pasillos, se conseguía una sensación de alargamiento.
Por otra parte, contribuye también a un mayor alargamiento de la escalera la altura de las naves, la cual va disminuyendo progresivamente. Se crea una sensación de túnel.
Niega el espacio, juega con la escenografía, la luz y el claroscuro. Sorprende y engaña al ojo.
En la Scala Regia se encuentra situada también su obra de la estatua de Constantino.
Por otra parte, toma la idea de los vanos palladianos (adintelado-medio punto-adintelado); pero une a esto la desproporción típicamente barroca y la decoración invadiendo el espacio del arco.
Baldaquino de San Pedro (1624-1633)
Es una obra capital, situada bajo la cúpula de la basílica, que se le encomendó a Bernini cuando aún era muy joven. Era una obra complicada; el objetivo era llenar el espacio pero a la vez, dejar visible la cabecera.
Se dice que el baldaquino tiene una gran ambigüedad tipológica, aunque se suele considerar como una obra arquitectónica. Esta ambigüedad tipológica es una característica muy barroca.
Parte de la tradición del baldaquino de la antigüedad cristiana como indicador de importancia – portable y plegable. Bernini traslada este concepto a la arquitectura, realizándolo con bronce y columnas salomónicas (idea original del Papa Barberini como evocación a los primeros cristianos).
Estas columnas salomónicas tienen fustes estriados que producen efectos de claroscuro; y el oro sobre el bronce produce también un efecto de policromía. Aparecen a modo de decoración pámpanos de vid, de clara referencia cristológica.
No estuvo claro desde el principio el remate. En un primer momento, se optó por una cubierta plana con una figura colosal de Cristo, pero se descartó. El segundo diseño optó por un remate cupular, que también se acabará descartando. El tercer y último diseño del remate consta de cuatro volutas que forman un remedo de corona, con ángeles que portan símbolos papales en los ángulos. En el entablamento evoca el origen textil de los antiguos baldaquinos paleocristianos.