Obras Maestras del Impresionismo: Monet y Rodin

Clasificado en Plástica y Educación Artística

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La Serie de la Catedral de Rouen por Monet

El autor es Monet. Inicia la famosa serie de la Catedral de Rouen en la que estará enzarzado hasta 1894. Alquilará una casa frente al templo gótico desde cuya ventana pintará los diferentes efectos de luz sobre su portada y torres.

El objetivo de Monet en esta serie es demostrar que los efectos visuales varían dependiendo de la luz que se les aplique. No es lo mismo una iluminación matutina que vespertina cuando incide sobre un mismo elemento. Con paciencia casi obsesiva, el pintor espera a que cada día llegue el momento exacto para continuar con su tarea. Ese momento era realmente a veces efímero, apenas podía durar algunos minutos, por lo que es sabido que Monet pintaba varios cuadros de forma simultánea.

Como una perfecta metáfora del paso del tiempo y de la vida, sus cuadros crecían y maduraban, y llegaban a un término. Monet buscaba poner el énfasis en los aspectos más monumentales del edificio, resaltando la sensación de solidez de esos muros, objetivo que consigue gracias al punto de vista elegido.

Los Burgueses de Calais por Rodin

Autor: Rodin. Escultura de bulto redondo, bronce. Su estilo es impresionista, finales del siglo XIX.

Es un monumento patriótico, conmemorativo del sacrificio de Eustache de Saint Pierre y sus camaradas tras ofrecer una dura resistencia. Rodin escogió para plasmar este hecho el dramatismo de una escena en la que los derrotados parecen cabizbajos, descalzos, cubiertos con harapos y en actitud de entregar la llave de acceso a la ciudad hasta entonces defendida.

Este monumento fue erigido en 1895 ante el ayuntamiento de Calais sobre un pedestal, no respetándose la idea original de su autor, quien lo concibió para situarlo al ras del suelo, es decir, a nivel de la población paseante.

Escapándose de los esquemas tradicionales que planteaban la vinculación de la idea de héroe individual, Rodin crea un grupo heroico colectivo; ninguno destaca por encima del otro, son todos héroes en conjunto. La escultura era muy innovadora para su época, manifiesta la cruda realidad de las figuras. Cada uno de ellos se enfrenta a la realidad de una manera diferente: miedo, ira, orgullo... presentan un complicado estudio emocional y psicológico. Son representaciones realistas, en absoluto idealizadas, de figuras reales.

Las manos y los pies de estos personajes son demasiado grandes en proporción a su cuerpo; esa gestualidad teatral enfatiza aún más ese expresionismo. Las figuras se arremolinan unas en torno a otras formando una especie de espiral que obliga al espectador a rodear la obra para apreciarla en su totalidad.

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