Obras Maestras del Renacimiento: Las Puertas del Paraíso de Ghiberti y el David de Donatello

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Las Puertas del Paraíso de Lorenzo Ghiberti

Las Puertas del Paraíso (Porta del Paradiso, en italiano) es el nombre con el que se conoce popularmente a la puerta este del Baptisterio de Florencia. Se encuentra ubicada frente a la catedral de Santa María del Fiore. Es obra del escultor y orfebre italiano Lorenzo Ghiberti, quien la comenzó en 1425 y la finalizó en 1452. Es la obra cumbre de Ghiberti y una de las producciones más destacadas del Renacimiento, en la que usó la técnica de Schiacciato. Completamente dorada, le fue puesto el sobrenombre de "del Paraíso" por Miguel Ángel Buonarroti. Su popularidad en el Renacimiento fue considerable.

La construcción de la puerta que se encuentra en el lado norte del Baptisterio fue el resultado de un célebre concurso organizado en 1401 por los Calimala (gremio de los tejedores), en el que había participado hasta Filippo Brunelleschi. El concurso consistió en esculpir en un cuarterón el tema del sacrificio de Isaac (Antiguo Testamento). El cuarterón de Filippo Brunelleschi fue rechazado por ser muy moderno, en cambio el de Ghiberti, que era más natural, consiguió ganar. Y Ghiberti realizó la puerta norte.

Inicialmente se había previsto una puerta con 28 tableros con escenas del Antiguo Testamento, incluyendo ocho tableros en las dos últimas filas, reservados para las figuras individuales de los profetas. Pero al avanzar en el trabajo, Ghiberti decidió crear una obra muy innovadora, con solo diez tableros de mayores dimensiones y con la cornisa externa, en vez de interna al conjunto. En el momento de la colocación se decidió asignar la puerta al frente principal, el que da a la Catedral, para lo cual se desmontó la puerta de Andrea Pisano, que fue colocada en la entrada norte secundaria.

Se compone de dos batientes. Sus dimensiones son 5,20 metros de altura, 3,10 de ancho y 11 centímetros de grosor; el conjunto pesa ocho toneladas. Las puertas se componen de 10 escenas del Antiguo Testamento, ordenadas cronológicamente de arriba a abajo y de izquierda a derecha, cinco por cada batiente. Cada escena se ha trabajado en bronce y se encuentra dorada a la hoja. En las Puertas del Paraíso se pueden apreciar el alto, medio y bajo relieve con el que Ghiberti consigue sensaciones de profundidad y corporeidad en los objetos y personajes (Schiacciato), además de sombras y perspectiva. Las puertas están hechas de bronce dorado.

El David de Donatello

Género y Temática

Esta escultura exenta, fundida en bronce, representa a un David muy joven (en realidad, un adolescente) que, después de haber derrotado a Goliat, le ha cortado la cabeza con su propia espada. David pisa la cabeza con aire pensativo y sostiene en sus manos la espada de Goliat y la honda con la que le dejó inconsciente.

Acabado

El tratamiento general es sobrio, no obstante, la sencillez del desnudo se rompe con el calzado de David y el abigarrado adorno del yelmo de Goliat, trabajados al detalle con relieves historiados y adornos vegetales típicos del primer Renacimiento (llamados «in candelieri»). Además, David aparece graciosamente tocado con sombrero de paja típico de la Toscana, del que caen las guedejas del pelo; lleva, también, una corona de hojas de amaranto, en clara alusión al heroísmo griego.

Forma y Estilo

Donatello interpreta este tema bíblico (tomado del Primer libro de Samuel) como un desnudo clásico. De hecho, es el primer desnudo integral, de bulto redondo, que aparece en la escultura renacentista. Se trata de un desnudo ponderado, natural, pero muy expresivo debido a la firmeza de las líneas compositivas generales. Tiene, como hemos comentado antes, claras reminiscencias de la escultura clásica, especialmente de Praxíteles. El marcado y suave contrapposto parece inspirado en la conocida curva praxiteliana que Donatello debió conocer a través de copias romanas del citado escultor griego. La perfección anatómica, en la que el modelado muscular es muy suave, difuminado, casi femenino, parece tomado, también, de Praxíteles.

La Obra

Se puede ubicar en la plenitud del Quattrocento florentino.

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