El Ocaso del Imperio Español: La Crisis del 98 y la Guerra de Cuba

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Introducción: La Regencia de María Cristina y el Desastre del 98

Tras la muerte de Alfonso XII, su esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena, ocupó la Regencia hasta 1902, momento en que su hijo Alfonso XIII asumió el trono. Durante la Regencia de María Cristina (1885-1902) se gestó y produjo la Crisis del 98, un periodo crucial que culminó con la dolorosa pérdida de las últimas colonias españolas y el fin del sistema de la Restauración, un evento que pasaría a la historia como el Desastre del 98.

Antecedentes: La Guerra de los Diez Años (1868-1878)

Después de la independencia de la mayoría de las colonias españolas en América en 1824, España conservó Cuba y Puerto Rico en el Caribe, y Filipinas en el Pacífico. Los intereses coloniales en Cuba cobraron aún mayor fuerza debido a la explotación de plantaciones de caña de azúcar y de yacimientos mineros, además de la exportación de tabaco, y por el deseo de mantener su estatus como potencia colonial.

Desde la isla comenzaron a plantearse reivindicaciones con el objetivo de obtener una autonomía amplia que permitiera a los criollos gestionar sus propios intereses. Esto no se produjo y, a las pocas semanas del triunfo de la Revolución Gloriosa en España, tuvo lugar en tierras cubanas en 1868 una sublevación de carácter independentista, conocida como el Grito de Yara, liderada por Carlos Manuel de Céspedes, junto a los generales Antonio Maceo y Máximo Gómez.

La guerra, que se extendió de 1868 a 1878, finalizó con la Paz de Zanjón, mediante la cual se acordó:

  • Un indulto generalizado para los sublevados.
  • La promesa de un régimen autónomo para la isla.
  • La integración de civiles cubanos en el ejército español.
  • La abolición de la esclavitud en 1886.

Sin embargo, el Gobierno de Cánovas del Castillo incumplió la mayoría de estas promesas, lo que provocó un nuevo levantamiento en 1879, conocido como la Guerra Chiquita. Así, la Paz de Zanjón solo sirvió para posponer el conflicto hasta 1895.

El Estallido de la Guerra de Cuba (1895)

En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, que sería el protagonista de la revuelta independentista iniciada en febrero de 1895 con el Grito de Baire. Junto a Martí, destacaron nuevamente los generales Antonio Maceo y Máximo Gómez.

El Gobierno de Cánovas respondió enviando el ejército a Cuba bajo el mando del general Arsenio Martínez Campos, quien sostenía que la acción militar debía ir acompañada de un esfuerzo político de conciliación con los sublevados. Martínez Campos no logró calmar los ánimos independentistas, por lo que fue sustituido por el general Valeriano Weyler, quien empleó métodos mucho más duros para sofocar la insurrección.

La Estrategia de Weyler y sus Repercusiones

Para ello, Weyler concentró a los campesinos en aldeas cerradas, conocidas como reconcentraciones, con el fin de aislarlos de las tropas rebeldes y evitar que recibieran ayuda de la población civil. Esta medida provocó una elevada mortalidad entre los campesinos debido al hambre y las enfermedades, una situación que fue hábilmente aprovechada por Estados Unidos para desprestigiar a España y ganar apoyo para los rebeldes cubanos.

El Levantamiento en Filipinas

Paralelamente, en 1896, se produjo un levantamiento independentista en Filipinas, liderado por José Rizal, lo que añadió otra dimensión a la ya compleja situación colonial española.

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