Oficiales del Rey en la Administración Española: Validos, Secretarios de Estado y Despacho

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Los Validos

El valido era un puesto de extraordinaria importancia, aunque no era un cargo con nombramiento formal. Era la persona de mayor confianza del rey en cuestiones temporales. Generalmente, existía una relación de gran amistad y plena confianza, a veces procedente de la etapa de formación del rey (como el Conde Duque y Felipe IV) y, en ocasiones, la relación era de extrema intimidad (como Godoy).

Los Secretarios del Rey

Los monarcas concedieron a muchas personas el título de secretario. Entre estos “secretarios del rey” se distinguen tres tipos diferentes: aquellos que ostentaban el título como una simple distinción retribuida y honorífica, los que siendo secretarios del rey lo eran también de los Consejos (muy señaladamente del Consejo de Estado), y los que se incorporaban al entorno inmediato del monarca y despachaban con él como secretarios privados o particulares.

Los Secretarios de Estado

El protagonismo y poder de los secretarios de Estado tuvo una causa muy concreta. Al no acudir el monarca a las reuniones y mantener al tiempo un despacho privado con los secretarios de Estado, estos representaban la invisible fiscalización del rey en el supremo órgano de la monarquía. Dejaban de lado su función auxiliar de secretarios de un Consejo, para convertirse en personajes poderosos que controlaban el centro neurálgico del Estado.

El despacho de los secretarios de Estado con el monarca fue, durante el siglo XV, una reunión del rey con el secretario, en la que este informaba al monarca de los diversos asuntos y consultas que necesitaban respuestas. La voluntad del monarca debía ser trasladada a los papeles y, luego, comunicada a los organismos. La aparición de los validos en el siglo XVII produjo el desplazamiento de los secretarios en la comunicación verbal con el monarca y en el disfrute de su confianza.

Los Secretarios Privados y los Secretarios de Despacho Universal

Los secretarios privados son quienes, sin serlo de Estado, disfrutan de la confianza del rey. Podían desempeñar también las secretarías de Consejos, pero esto resultaba accesorio respecto a su función principal de asistencia al monarca.

En el siglo XVII, con la presencia de los validos, los reyes dejaron de tener un gabinete de secretarios privados. Al ser los secretarios de Estado “marginados”, en las dos primeras décadas de la centuria tuvo lugar un colapso de la administración central, que se intentó solucionar con la creación de un oficio autónomo llamado secretario del despacho universal. Dependiente de validos y primeros ministros, este nuevo personaje era un individuo oscuro y sin significación política.

Reforma Borbónica: Los Secretarios de Estado y de Despacho

En el siglo XVIII, el sistema de Consejos era inviable, así que se decidió dejar en un segundo plano a los Consejos y construir progresivamente una estructura paralela de individuos responsables de materias idénticas. Y como frente al repudiado régimen de Consejos existía ya ese secretario de despacho, la solución fue simple: potenciar al secretario de Despacho a costa de los Consejos. La secretaría del despacho universal dejó de serlo en 1705 y se dividió en dos: una Secretaría de Estado y de Despacho de Hacienda y Guerra, y otra para todo lo demás. Posteriormente, se irían añadiendo secretarías nuevas.

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