Ontología de la Imagen Fotográfica: Reflexiones de Bazin, Barthes y Berger

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André Bazin: La Fotografía como Huella de lo Real

En su obra "¿Qué es el cine?", André Bazin explora la ontología de la imagen fotográfica. Comienza con una analogía con la religión egipcia, donde el embalsamamiento y la creación de retratos de los difuntos buscaban evitar una "segunda muerte espiritual". Esta práctica refleja el deseo humano de vencer al tiempo a través de la eternidad y la perdurabilidad de lo físico.

Bazin argumenta que la búsqueda del realismo en las artes visuales precedió a la invención de la fotografía y el cine. Sin embargo, el desarrollo de la perspectiva en la pintura renacentista, si bien aumentó el realismo, también llevó a una cierta despreocupación por lo espiritual del mundo exterior. La llegada de la fotografía y el cine provocó una "crisis técnica y espiritual" en las artes plásticas, liberándolas de la obsesión por la semejanza. La pintura, según Bazin, se convierte en una técnica "inferior" en términos de representación de la realidad en comparación con la fotografía.

La fotografía, para Bazin, es el invento más importante en la historia de las artes plásticas porque libera a los pintores de la necesidad de imitar la realidad, abriendo el camino a nuevos métodos de expresión como el impresionismo. La fotografía nos permite "admirar algo que nuestros ojos no han sabido apreciar".

Roland Barthes: La Fotografía como Testimonio del Pasado

Roland Barthes, en su obra, analiza la fotografía desde una perspectiva diferente. Se centra en la sorpresa que nos produce la imagen fotográfica. Según Barthes, la fotografía no nos devuelve el sentimiento que teníamos en el pasado, sino que nos confronta con una realidad pasada que nos sorprende. La fotografía es una resurrección de lo que fue, a diferencia de la pintura, que no tiene la misma conexión con un momento específico en el tiempo. La fecha, para Barthes, forma parte integral de la fotografía y nos hace reflexionar sobre el paso del tiempo.

La Autentificación

La fotografía, según Barthes, "dice lo que ya no es, sino lo que ha sido". No tiene necesariamente un valor nostálgico, pero sí un valor de autentificación. Rectifica lo que ella misma representa, ya que el lenguaje es ficcional, mientras que la fotografía es un "juramento" de la existencia de lo que muestra.

La Estasis

Barthes compara la fotografía con la lectura. La lectura nos permite crear una imagen mental, mientras que la fotografía es completa, no se le puede añadir nada más. La lectura es un espacio en blanco por llenar, la fotografía está "abarrotada". También contrasta la fotografía con el cine: la inmovilidad frente a la movilidad. En la fotografía, el espectador está atrapado en un círculo cerrado, mientras que en el cine hay futuro. El observador no puede transformar su reacción ante la fotografía. La fotografía no es un recuerdo, ya que el recuerdo solo existe en la mente y es único para cada individuo. La fotografía es un "contra-recuerdo" porque deposita en la mente un punto de vista específico, con sus limitaciones, y se deteriora con el tiempo. Una fotografía muestra lo que ha sido de manera violenta.

La Muerte Llana

La imagen fotográfica, que produce la muerte, es un intento de conservar la vida. Es un testimonio seguro pero fugaz, nos remite a un momento específico, pero ese momento se basa en una congelación. No explica la acción en su plenitud. El significado de una fotografía puede morir. Barthes menciona una fotografía de su madre y su padre, él sabe cuánto se quieren, pero cuando él ya no esté, nadie lo sabrá, y el significado de la imagen morirá con él.

John Berger: La Fotografía y la Mirada

John Berger, en su obra, afirma que las palabras nunca pueden cubrir completamente la función de la vista. Ver no es lo mismo que saber. Por ejemplo, sabemos que la Tierra gira alrededor del Sol, pero solo vemos que el Sol sale. El conocimiento afecta a la percepción. Berger distingue entre la visión (involuntaria) y el mirar (voluntario). Vemos lo que miramos, y si no miramos, es como si no hubiéramos visto, lo olvidamos. Por ejemplo, si nunca nos fijamos en un grafiti en la calle, es como si nunca lo hubiéramos visto.

Berger destaca la naturaleza recíproca de la visión, como un diálogo: veo y no puedo evitar ser visto. Por ejemplo, si veo un puente, también puedo ser visto desde él. La percepción de una imagen es una combinación del modo de ver del artista y nuestro propio modo de ver. Ningún otro tipo de reliquia o libro puede aportar algo tan directo como una fotografía, ya que nos muestra la realidad tal como era. En la literatura, cuanto más profunda es, más se comparte la perspectiva del mundo visible que tenía el artista.

En la imagen como obra de arte, la gente mira e interpreta la imagen basándose en una serie de hipótesis. Estas suposiciones, según Berger, a menudo mistifican en lugar de aclarar. La mistificación justifica lo que el intérprete cree evidente. La perspectiva hace que el espectador sea el centro único del mundo, pero la cámara demuestra que esto no es así. La cámara trae la imagen hacia nosotros, mientras que antes íbamos nosotros hacia ella. Sin embargo, solo hay un original (en el museo).

La reproductibilidad destruye el significado original de una obra. Cuanta más gente cree posibles significados, más se alejará del significado original. El significado de una imagen depende de las condiciones en las que se ve: lo que viene antes o después, el sonido o la ausencia de él, el movimiento de nuestra mirada, etc.

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