La Oratoria en la Antigua Grecia: Historia, Tipos y Grandes Maestros

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Definición de Oratoria

La oratoria es el arte de hablar con elocuencia; de deleitar, persuadir y conmover por medio de la palabra. Se trata de un género literario en prosa que, como manifestación práctica de la retórica, nació alrededor de la primera mitad del siglo V a. C., aunque los primeros discursos elaborados literariamente no comenzaron a publicarse por escrito hasta comienzos del siglo IV a. C.

El origen de la oratoria está ligado al nacimiento de la democracia. La democracia provocó el desarrollo de la oratoria y sus técnicas, ya que los ciudadanos debían hablar bien en sus discursos ante la Asamblea y los Tribunales. Dado que no todos eran capaces de hablar con corrección, algunos recurrían a los logógrafos, escritores de discursos.

Clasificación de la Oratoria Antigua

A partir de una clasificación que se atribuye a Aristóteles (384-322 a. C.) en su obra Retórica, sabemos que la oratoria presentaba tres formas principales:

  • Oratoria judicial o forense: Era la que se practicaba en los procesos judiciales, se ejercía ante el tribunal, con el objeto de convencer al jurado para que votara una sentencia favorable a uno mismo y contraria al oponente.
  • Oratoria política: Era la que se ejercía ante la Asamblea del pueblo y tenía como objeto convencer a los ciudadanos para que se votara una determinada propuesta.
  • Oratoria demostrativa: Era la que se ejercía con ocasión de una celebración importante y en ella el orador debía demostrar todo su arte retórico. Se puso en práctica en ámbitos privados (simposios) o ceremoniales (epitafio).

Grandes Oradores de la Antigua Grecia

Tres oradores destacan sobre los demás por su influencia y legado:

Lisias (c. 458-c. 380 a. C.)

Lisias era un meteco, hijo de un siracusano rico establecido en Atenas. Su negocio consistía en la fabricación de armas y escudos. Pasó algún tiempo en el sur de Italia dedicado al estudio de la retórica, volvió a Atenas y se ganó la vida como logógrafo, escribiendo discursos para los litigantes. Por su condición de meteco, no podía pronunciar sus discursos en la Asamblea, pero sí tuvo interés en los asuntos políticos.

Llegó a escribir unos doscientos discursos, de los que solo se ha conservado una treintena. Sus discursos más conocidos son: Contra Alcibíades y Defensa en favor de la muerte de Eratóstenes.

El discurso Defensa en favor de la muerte de Eratóstenes fue escrito para un marido que había asesinado al amante de su mujer. Es interesante por su visión de la vida y las relaciones de una familia griega. La familia de Eratóstenes denuncia a Eufileto bajo la acusación de asesinato premeditado y de haber inventado toda la historia del adulterio para justificar un asesinato que ocultaría una enemistad personal.

Su oratoria era sencilla y utilizaba un lenguaje coloquial y preciso.

Isócrates (436-338 a. C.)

Isócrates fue logógrafo y maestro de retórica. Toda su vida se lamentó de la desunión de los griegos frente al peligro de los persas. Confiaba en la unión de Atenas y Esparta, pero pronto se sintió decepcionado, llegando a confiar incluso en Filipo II de Macedonia como protector de Grecia.

Fundó una importante escuela de oratoria que se hizo muy famosa, no solo por la eficacia de su instrucción, sino también por el hecho de incluir en su plan de estudios la educación ética del ciudadano. Se conservan de él 21 discursos y 9 cartas.

Sus discursos son muy elaborados.

Demóstenes (c. 385-322 a. C.)

Demóstenes nació en Atenas, hijo de una familia adinerada. Se quedó huérfano a los 7 años. Comenzó su carrera como orador en los juicios contra sus tutores, ya que estos dilapidaron su herencia.

Compuso discursos judiciales, muchos de ellos por encargo, y políticos. En estos últimos destacan sus discursos en contra de Filipo II de Macedonia, conocidos como Las Filípicas, al que consideraba una amenaza para la libertad de las polis griegas.

El método de oratoria de Demóstenes fue muy estudiado por los oradores posteriores, sobre todo por Cicerón. Cabe destacar que Cicerón también dio el título de Filípicas a sus discursos contra Marco Antonio, en honor a los de Demóstenes.

Se le considera el mejor orador griego por la belleza de sus discursos, pero ante todo fue un gran defensor de la democracia ateniense.

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