La Oratoria Romana: De Cicerón a la Época Imperial

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Cicerón: El Maestro de la Elocuencia

Discursos Políticos: Fueron pronunciados ante el Senado o ante la Asamblea del pueblo. Destacan las Catilinarias, serie de cuatro discursos famosísimos con los que consiguió abortar la conjuración de Catilina durante el año de su propio consulado (63 a.C.), y las Filípicas.

Discursos Judiciales: De sus actuaciones como abogado nos han quedado numerosos discursos, algunos como acusador, "In C. Verrem" (las famosas "Verrinas", 7 discursos, de los que bastó que se pronunciasen dos para ganar la causa); la mayoría como defensor, "Pro Milone" (el mejor de todos, pero distinto del que se pronunció), "Pro Archia poeta", "Pro Caelio", "Pro Marcello", "Pro Ligario"

La Oratoria Después de Cicerón

Con la caída de la República y el establecimiento del sistema imperial, las asambleas perdieron sus poderes y el Senado perdió la mayor parte de sus competencias, asumidas por el emperador. La oratoria se convierte en pura declamación: los discursos serán ejercicios de declamación que, según nos cuenta Séneca el Mayor, se dividen en dos tipos:

  • Suasoriae (deliberaciones ficticias de personajes que habían de tomar una decisión)
  • Controversiae (debates de casos legales complicados, con razones jurídicas a favor y en contra)

Entre los autores posteriores a Cicerón que escribieron tratados de retórica destacan:

  • Séneca el Retórico (55 a.C.-39 d.C.): Nació en Corduba (actual Córdoba), en Hispania. Fue padre de Séneca el filósofo. Escribió unas Controversiae y unas Suasoriae.
  • Marco Fabio Quintiliano (30-100 d.C.): Nacido en Calagurris (actual Calahorra), regentó la primera escuela sufragada por el Estado durante el reinado de Vespasiano. Escribió el manual de retórica más famoso si se exceptúan los de Cicerón: De institutione oratoria.
  • Gayo Cornelio Tácito (55-120 d.C.): El conocido historiador, escribió en su juventud una obra en forma de diálogo, Dialogus de oratoribus, en la que contrapone la oratoria antigua y la moderna y trata de la decadencia de la misma y sus causas.

Los discursos que conservamos de época imperial son, sobre todo, panegíricos de emperadores. El más célebre de ellos es el "Panegírico de Trajano", de Plinio el Joven.

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