Orgullo y Destino: Análisis de Personajes en Crónica de una Muerte Anunciada

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El Orgullo de los Personajes como Factor Clave en el Desenlace de la Obra

"La caza de amor es de altanería" - Gil Vicente. Este verso identifica la caza de altanería, que se hace con halcones y otras aves, con el combate amoroso entre personas altaneras. Esta cita relaciona los sucesos de la novela con la cuestión del orgullo en el amor, vinculada con Santiago, Ángela y Bayardo.

Santiago Nasar

Clase social: Rico, heredero de una familia influyente, aludiendo al pasado e influencia caciquil de la familia. Posee una hacienda de ganado heredada de su padre. Él mismo alardea de su riqueza, anunciando que su boda sería tan costosa como la de Bayardo.

Relaciones sociales: Consciente de su superior clase social frente a sus sirvientas Victoria y Flor, acecha sexualmente a esta, aprovechándose de su situación de poder. Va a casarse, en un matrimonio casi concertado y de convivencia, con una joven de la comunidad árabe, Flora.

Carácter: Altivo, demasiado para fijarse en Ángela, a la que llama despectivamente "boba". Se le califica de gavilán pollero. Por eso queda la duda, pese a la opinión del narrador, de si fue él quien tuvo relaciones con Ángela. Todo esto influye en el desenlace de la novela. Algún personaje opina, con evidente desdén, que creía que su plata lo hacía intocable, lo que explica la indiferencia o pasividad de parte del pueblo antes de su muerte.

Bayardo San Román

Es el ejemplo más claro de esa altanería y de esa concepción del amor. Su llegada al pueblo es la de alguien dominante, arrollador, seguro de sí mismo. Continuamente pretende demostrar que lo tiene todo: es atractivo, es culto, es ágil y fuerte, pues vence a los mejores nadadores del pueblo, y sumamente rico. Está acostumbrado a que nadie se le resista. La madre del narrador, en cartas que envía a su hijo, cuenta cómo cae prendida ante sus encantos. Cuando se le antoja la casa del viudo Xius, que se niega a vendérsela por motivos sentimentales, le obliga a hacerlo poniéndole sobre la mesa, en cinco minutos, diez gavillas de billetes de mil. Esa misma imposición ejerce sobre Ángela: no busca enamorarla, sino someterla. Para ello, impresiona a la familia Vicario, por ejemplo, con la compra de la ortofónica, pues interpreta el regalo como una muestra de dominio. Y es que Ángela tiene también su dosis de altanería.

Ángela Vicario

En el caso de Ángela, sus reacciones el día de la boda pueden interpretarse también en función de su altanería. Si no quiso disimular su falta de virginidad, pese a los consejos de sus amigas, quizá lo hizo por una voluntad de enfrentarse a Bayardo, de plantarle cara, de humillarlo, no por miedo o falta de decisión. El hecho de que Ángela no fuese virgen supuso una humillación para Bayardo, que, pese a su aparente carácter mundano, comparte el mismo valor de honor que sus vecinos. Él, que ha humillado a Ángela el día de la boda, se ve humillado ahora en la noche de bodas. Y le devuelve la humillación, devolviéndosela a su madre. Se trata, pues, del duelo amoroso entre dos personajes igualmente orgullosos, en los que el orgullo y la altanería vencen todo otro sentimiento. El cambio en ella se produce después de la boda y pasa de ser una mujer esquiva a enviarle hasta 2000 cartas de amor que él guarda fielmente. Al final, en ambos, el amor vence al orgullo, reconciliándose años después.

Conclusión

La altanería de los personajes contribuye poderosamente al desenlace de la novela: en el caso de Santiago, influye en algunas reacciones de personajes que hubieran podido ayudarle. Y en el caso de Bayardo y de Ángela, explica varias de sus reacciones, que tuvieron como resultado directo o indirecto la muerte de Santiago (y la posterior reconciliación de los dos). Así, la cita cobra todo su sentido.

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