Orígenes y Evolución del Estado Liberal: De la Fragmentación Feudal a la Centralización del Poder en Europa
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LA FORMACIÓN DEL ESTADO LIBERAL
I. La Formación de los Estados Europeos
El Estado, como poder político y complejo institucional sobre un determinado territorio, capaz de ejercer con eficacia la producción de las normas y el uso público de la fuerza, la coerción legal sobre las personas o la sociedad, sometidas a su jurisdicción, no es un invento nuevo, ni europeo. Todas estas características de Estado están presentes en civilizaciones de la Antigüedad. Ya en nuestra era, nos encontramos con Estados que, con sus altos y sus bajos, surgen y se mantienen durante largos períodos en puntos tan distantes como Bizancio, la América precolombina o China. Durante el siglo XVI, el rey de Francia busca el apoyo del sultán en Estambul para debilitar la hegemonía naval del emperador en el Mediterráneo. España envía poco después una embajada al sah de Persia, competidor del sultán otomano en el Oriente Medio, con propuestas de alianza.
En ese mismo siglo, una flota portuguesa es capaz de crear y defender plazas comerciales en el territorio del sah. Y en la India, y en China. El Estado azteca sucumbe ante una pequeña fuerza expedicionaria castellana. Poco a poco, todos los Imperios no europeos caerán bajo el dominio de unos pocos Estados occidentales, o bajo el de una Rusia de monarquía.
1. De «el rey entre los señores» a «los señores entre el rey»
El Occidente medieval presenta una serie de rasgos políticos que permiten hablar de una cierta homogeneidad. En él conviven reinos y principados escasamente cohesionados políticamente, integrados por feudos y ciudades. Los territorios feudales, rurales, se hallan bajo el gobierno de señores, que imponen tributos y administran justicia, y que son guerreros privados. SIGUE POR DETRÁS
Los reinos no son unidades de poder. La coerción pública se encuentra dispersa en multitud de centros. El señor feudal se representa a sí mismo, no ejerce su poder a las órdenes y bajo el control genérico del rey. El señor feudal es rey de sus siervos. El rey gobierna las tierras que le pertenecen patrimonialmente. Y es con ese patrimonio con el que respalda su derecho a la corona y sus pretensiones de influencia sobre el resto del reino, que dependen de sus relaciones personales con los nobles más poderosos.
La nobleza feudal se articula a través de las alianzas privadas, encadenando pactos de vasallaje por los que los señores menores quedan obligados con otros mayores y así sucesivamente hasta llegar al rey. El rey es el primero entre iguales, siendo los nobles los iguales. Un ejército feudal estará formado por caballeros que acudirán a combate con sus propias armas, escuderos y caballos. Llegarán por grupos, con un gran señor a la cabeza, al que los caballeros se hallan ligados por pacto de vasallaje. Puede que el rey encabece la operación, puede que sea otro gran señor quien lleve la iniciativa. Tendrá más peso el que más aporte, y si hay victoria tendrá derecho a una mayor ganancia. Porque la guerra es profesión de los señores feudales y el medio de adquisición de nuevos dominios. Vistos desde el siglo XIII, los ejércitos del futuro son públicos, centralizados y burocratizados, frente al carácter privado, irregular y aglutinante de las mesnadas feudales. En los ejércitos feudales suelen combatir juntos caballeros de distintos reinos. La idea nacional importa relativamente poco. El Cantar de mío Cid como afirmación del valor castellano frente a la doblez de leoneses y aragoneses. La España medieval es un perfecto ejemplo de esta versatilidad de lealtades de la nobleza feudal.