Orígenes y evolución de la poesía lírica en Roma

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Orígenes y evolución de la poesía lírica en Roma

Las primeras manifestaciones líricas de las que se tiene noticia son los Himnos o cantos entonados por los salios, sacerdotes del dios Marte a quien imploraban que cuidara las cosechas y les protegiera de la guerra, y el Himno de los hermanos Arvales, Carmen fratrum Arvalium, sacerdotes de una antigua divinidad agrícola romana Dea Dia, que era festejada en el mes de mayo. La poesía lírica surgió en Roma en el siglo II a.C., en un período muy tardío respecto a otros géneros literarios. La expresión de los sentimientos personales parecía relegada a un segundo lugar en la literatura latina, más preocupada por los ideales patrióticos de una Roma en constante expansión. La relación con la cultura griega, notoria en el círculo literario de Escipión, favoreció el individualismo y la expresión de los sentimientos personales, y se desarrollaron las condiciones favorables para que surgiera el género lírico.



Subgéneros líricos

a) Oda

Las odas son poemas de cierta extensión con un lenguaje muy elaborado. Destacan los temas patrióticos o mitológicos, las dedicatorias a un amigo o los acontecimientos públicos. Los autores más representativos son Catulo y Horacio.

Cayo Valerio Catulo: Nació en Verona, en la Galia Cisalpina. En el año 62 a.C. marchó a Roma, donde se introdujo en los círculos literarios de los poetas neotéricos (poetae novi), muchos de ellos procedentes también de la Galia Cisalpina. Mantuvo una tortuosa relación con Clodia, Lesbia en sus poemas, mujer culta que llevaba una vida escandalosa y pertenecía a la influyente familia de los Claudios (su hermano Clodio provocó el destierro de Cicerón). Lesbia abandonó a Catulo, que murió poco después a la temprana edad de treinta años. Sus poemas nos han llegado bajo el título de Catulli Veronensis liber, que consta de 116 composiciones

Quinto Horacio Flaco: Nació en Venusia, en el sur de Italia. Estudió en Roma y a los veinte años marchó a Atenas para completar sus conocimientos de griego y filosofía. Allí tomó contacto con el epicureísmo. Participó en la batalla de Filipos en el bando de los asesinos de César contra Octavio y Marco Antonio. Regresó a Roma después de que Octavio perdonara a los que habían luchado contra él. Su amistad con Virgilio le introdujo en el círculo de Mecenas y facilitó el encuentro con Augusto.



Catulo, Tibulo, Propercio y Ovidio.

Cayo Valerio Catulo, además de escribir poemas líricos, como se ha señalado anteriormente, es considerado el primer gran poeta elegíaco por ser pionero en expresar sentimientos eróticos y amorosos en primera persona. Escribe poemas en dísticos elegíacos en los que alude a su relación de amor con Lesbia así como a su posterior desengaño.

Albio Tibulo (55 – 19 a.C.) nació en Gabios, en el Lacio. Se han conservado tres libros de elegías en el llamado Corpus Tibullianum. Tibulo es el autor de los libros I y II; el tercer libro comprende composiciones de diversos poetas y sólo se consideran de Tibulo las dos últimas elegías. El primer libro está dedicado a Delia, pseudónimo de una mujer casada llamada Plania. Se compone de diez elegías en las que se elogia la vida en el campo junto a la mujer amada. El segundo libro trata la pasión amorosa que siente por Némesis, mujer ambiciosa a la que dedica desgarradores versos llenos de dolor. Su poesía se caracteriza por la expresión sincera de sus sentimientos amorosos, lejos de toda erudición mitológica. La obra de Tibulo es melancólica y sensual a un tiempo. Pero no todo es pasión amorosa en estas elegías; también se habla de los placeres del campo, o de los lamentos por la enfermedad y la muerte. Tibulo es un poeta lánguido y enigmático que sugiere más que dice. Su dificultad disminuyó su éxito entre el público.

Sexto Aurelio Propercio (50 – 15 a.C.) procedía de la región de Umbría. Escribió cuatro libros de elegías: los tres primeros dedicados a su amada Cintia; en ellos, expresa con gran patetismo el amor trágico que siente por Cintia, los celos, la tristeza y la desilusión. En el cuarto se ocupa de temas relacionados con el programa ideado por Augusto para recuperar las costumbres y leyendas tradicionales de la antigua Roma. Propercio se inspira en el poeta alejandrino Calímaco, con el que comparte el estilo recargado y la abundancia de citas mitológicas, perfectamente integradas en el contexto poético. La poesía de Propercio es a la vez fogosa y apasionada en su contenido, pero retorcida y barroca en las formas hasta el punto de que resulta farragosa y difícil de entender en una primera lectura.

Publio Ovidio Nasón (43 a.C.–17 d.C.) Ovidio nació en Sulmona, en la actual región de Abruzzo, de una familia acomodada. Desde muy joven decidió dedicarse plenamente a la poesía, por la que renunció a una prometedora carrera de abogado.



En el año 8 a.C. fue desterrado por el emperador Augusto a Tomis, cerca de la actual ciudad rumana de Constanza en el mar Negro. Es posible que en la orden de destierro influyera la publicación de su obra Ars amandi, considerada por algunos escandalosa e inmoral. Otros piensan que la causa real estaba relacionada con la persona del emperador. Tuvo que abandonar a su familia, su círculo de amistades y la fama y el éxito que ya conocía como poeta. Ovidio murió sin poder regresar a su tierra, a la que tanto añoraba. Las elegías de Ovidio son de dos tipos y pertenecen a dos períodos de su vida: • Amores y Heroidas, elegías amorosas, obras de su juventud. • Tristia y Epistulae ex Ponto, elegías dolorosas, escritas en el destierro.

Su obra refleja el fin de la edad dorada de la literatura latina. Junto a la fluidez de su lenguaje y su versificación, su habilidad para superar las dificultades técnicas y su capacidad para tratar los temas tradicionales de forma asombrosa encontramos cierto abandono y monotonía en el tratamiento de ideas y motivos, agotando sus temas de manera absoluta, y poca seriedad y buen gusto en ocasiones. Sus contemporáneos y la posteridad han tratado a Ovidio muy benignamente. Su poesía llegó a la calle, como testimonian las paredes de Pompeya. En la Edad Media fue tal su influjo lingüístico, temático y literario, que se ha llegado a hablar de aetas ovidiana para los siglos XII-XIII. El Libro del Buen Amor es un ejemplo de ello. También fue un poeta favorito del Humanismo y del Renacimiento. Y desde entonces conoce la literatura una dirección “ovídica” paralela a la “virgiliana”: Boccaccio, Ariosto, Tasso, Camoens, Shakespeare



La lírica griega

No sólo consta de letra sino también de música aunque ésta se nos ha perdido, quedándonos sólo los metros (el verso lírico que demuestra que estaba pensado para el canto). Definición: el término designa a toda aquella composición cantada al son de una lira y por extensión, de cualquier instrumento de cuerda (cítara o forminge). De ahí evolucionó comprendiendo a todo lo que está escrito en verso que no sea épica ni teatro. (No vale aquello de “la lírica expresa sentimientos mientras que la épica narra acontecimientos”). No es pues un bloque monolítico sino que aparece dividido al menos en cuatro grandes subgrupos (los cuatro epígrafes que desarrollaremos aquí.

Características comunes: Individualismo. Cuenta la persona y no la familia. En la lírica aparece siempre un “yo” o que se dirige a un “tú” tratando de influir sobre él y tocando temas relacionados con el presente; mientras que en la épica el yo del poeta nunca aparece ni su mundo presente sino que se remonta a un pasado mítico. Este aflore del individualismo lleva al poeta a firmar, orgullosos, sus obras. Interés por el presente: (explicado en el punto anterior). Indefensión del hombre ante los dioses o el destino. Este sentimiento hace referencia a la confusión de valores que vive la sociedad griega de época arcaica, a la falta de bases sólidas donde asentar su conducta, a la inseguridad con respecto al futuro. Todo es efímero. Los poetas buscan la solución bien en el “carpe diem”, bien en intentar superar las limitaciones del hombre, siendo más conscientes de su propia naturaleza y posibilidades.

Estos subgéneros se diferencian entre sí y a la vez todos de la épica en: 1. Dilecto en el que están escritos (lengua) 2. Métrica 3. Modo de ejecución (como se cantaban) 4. Tono con el que abordan los temas y la frecuencia de estos 5. Función del poeta.

TEMAS DE LA LÍRICA: HIMNO: Canto de alabanza a un dios o bien se le pide ayuda para la ciudad o el poeta o incluso se le invita a bailar con el coro. Abunda en la lírica coral pero también se da en la monodia aquí con un carácter más privado. Destacan el PEÁN dedicado a Apolo, el DITIRAMBO, a Dionisio y el EPINICINIO, o alabanza a los vencedores en los Juegos. AMOR: Se pide el amor de la persona amada, se lamenta de un desaire, se expresan celos. Safo le da un tratamiento íntimo y sincero. Anacreonte lo frivoliza dentro del ambiente de los banquetes. BANQUETE: Se canta al vino, al sexo, a la alegría de vivir, a la belleza de las chicas, al amor sensual de los mancebos. A veces estos temas frívolos van unidos a reflexiones filosóficas o a normas de comportamiento. Abundan en la monodia. MUERTE: Elige LA forma de la elegía o las propias de la lírica coral (trenos). CONDUCTA HUMANA: Incitan A La lucha (elegía); defienden la moral tradicional frente a los nuevos valores (Teognis); exhortan a la justicia y a la equidad (Solón); tratan de la amistad, de la debilidad del hombre ante lo incierto del destino (αµηχανιη). SÁTIRA O ESCARNIO o sus contrarios ENCOMIO O ALABANZA pintan la sociedad y tratan de reformarla. Se dan sobre todo en el yambo.



Égloga o poesía bucólica

La poesía bucólica latina hunde sus raíces en Grecia. Teócrito, a inicios del helenismo, compuso sus idilios, pequeños poemas en los que el autor muestra una estampa campesina idealizada, que inspirarían durante siglos a pintores y escritores. Este subgénero lírico ensalza la vida tranquila en el campo en contraposición al bullicio de la ciudad. Es característico el escenario natural o paisaje idílico (locus amoenus). En esa naturaleza idealizada, aparecen las figuras de unos pastores, también idealizados, que expresan sus sentimientos amorosos al son de una flauta. También son frecuentes las alusiones mitológicas de contenido profético o ejemplarizante. Virgilio es su representante más destacado en la poesía latina. Las Églogas o Bucólicas de Virgilio son diez composiciones de tema pastoril.

Otras obras del género bucólico fueron: • Calpurnio Sículo, quien escribió siete églogas, cuya finalidad última es la adulación del emperador Nerón. • Nemesiano, quien en el siglo III d.C. compuso cuatro poemas de tipo bucólico de gran calidad. Interesado además por los temas de la caza, escribió un pequeño poema llamado Cinegética.



Elegía

La elegía latina suele considerarse como un subgénero de la lírica porque expresa sentimientos íntimos. Pero tiene características propias: el tema amoroso tiene tintes dolorosos y la forma métrica utilizada es el dístico elegíaco. Por eso, algunos autores lo tratan como género literario independiente. La elegía nace en Grecia. En su origen era un lamento de carácter funerario, entonado al son de una flauta. Sin embargo, en los líricos griegos arcaicos y en los poetas helenísticos encontramos también lamentos por temas amorosos y por la fugacidad de la vida, temas guerreros, políticos, filosóficos, etc. El metro característico de este género es el dístico elegíaco. En Roma se adopta ese sentimiento de dolor y el esquema métrico, pero tiene rasgos propios que la diferenciaron de su modelo. Las características de la elegía latina son las siguientes: − Predominio del carácter sentimental, erótico y subjetivo. − Expresión de sentimientos personales, incluso autobiográficos, de amor casi siempre desgraciado, Presencia del dolor y sufrimiento, − Referencia a la persona amada siempre bajo un pseudónimo: Lesbia en Catulo, Delia y Némesis en Tibulo, Cintia en Propercio y Corina en Ovidio etc

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