Orígenes de la Literatura Española Medieval: Jarchas, Cantigas, Mester de Juglaría y Clerecía

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Las Jarchas

Las jarchas son los primeros testimonios literarios (siglos X y XI) escritos en una lengua que no es el latín. Son pequeños poemas anónimos compuestos en la lengua de los cristianos que vivían en zonas ocupadas por árabes. Su tema es el lamento de una mujer por la ausencia del amado. Algunos poetas cultos árabes y hebreos recogieron estas jarchas y las incluyeron al final de sus poemas o moaxajas.

Las Cantigas

Las cantigas son breves poemas en lengua gallego-portuguesa compuestos en los siglos XII y XIII. Estas composiciones tienen influencias de los trovadores de Provenza (Francia). El propio rey Alfonso X compuso cantigas dedicadas a la Virgen.

Hubo tres tipos de cantigas:

  • De amigo: una mujer se lamenta del amor.
  • De amor: un hombre canta su amor.
  • De escarnio: burlas sobre algún personaje.

El Mester de Juglaría

En la España cristiana, la literatura en lengua romance aparece en el siglo XII. Al principio se difundía de forma oral por juglares, porque la mayoría de la población era analfabeta. Los juglares eran actores que divertían a la gente con espectáculos ambulantes. El trabajo literario de los juglares se conoce como mester de juglaría. Ellos fueron los difusores de los cantares de gesta, que eran largos poemas con versos de métrica irregular que narraban las gestas de los héroes.

El Poema de Mio Cid

Se piensa que fue escrito en el siglo XII y conservamos un manuscrito del siglo XIV firmado por Per Abbat. Está formado por más de tres mil versos irregulares (entre diez y veinte sílabas) de rima asonante. Hacia la mitad de cada verso hay una pausa fuerte llamada cesura. Los versos están agrupados en tiradas: series de versos que mantienen la misma rima. Cuenta las hazañas de un soldado llamado Rodrigo Díaz de Vivar, aunque los sucesos contados no son fielmente históricos en muchos momentos. El tema central del poema es la pérdida y recuperación de la honra por parte de El Cid.

En cuanto a la estructura del poema, se divide en tres partes:

  • Cantar del destierro: se produce una acusación al Cid y su destierro de Castilla por orden de Alfonso VI. Deja a su mujer Elvira y a sus hijas en el monasterio de San Pedro de Cardeña y se dispone a luchar contra los árabes.
  • Cantar de las bodas: el Cid conquista Valencia y le ofrece la victoria al rey. Éste casa a las hijas del Cid con los infantes de Carrión.
  • Cantar de la afrenta de Corpes: se narra la cobardía de los infantes de Carrión y cómo son objeto de burla. Por este motivo, los infantes maltratan a sus esposas y las abandonan en un robledal. El Cid recupera su honor cuando los infantes son batidos en duelo y sus hijas vuelven a casarse con los infantes de Navarra y Aragón.

Características del Mester de Clerecía

En el siglo XIII aparece una nueva escuela llamada mester de clerecía. Los clérigos siguen el modelo de los juglares, pero con algunas diferencias:

  • El mester de clerecía prefiere los temas religiosos y moralizantes, como la vida de los santos.
  • Los clérigos utilizan el medio escrito. Se inspiraban en escritos latinos conservados en bibliotecas.
  • Se usa una métrica regular; la estrofa que utiliza es la cuaderna vía: cuatro versos alejandrinos con rima consonante y una cesura que divide al verso en dos.

Berceo

Gonzalo de Berceo es el primer poeta en castellano de nombre conocido.

Sus obras tratan sobre las vidas de santos o están dedicadas a la Virgen. La más conocida es Milagros de Nuestra Señora, veinticinco historias en verso sobre milagros realizados por la Virgen.

Aunque Berceo es un autor culto, perteneciente al mester de clerecía, también utiliza técnicas juglarescas para tener mayor cercanía con el público o atraer su atención.

Arcipreste de Hita

De la vida del arcipreste sólo sabemos que fue arcipreste de Hita y vivió en el siglo XIV.

Su obra El Libro del Buen Amor es la más representativa del mester de clerecía. En ella, Juan Ruiz cuenta en primera persona sus aventuras amorosas, aunque es una autobiografía ficticia. Junto a esta historia principal se mezclan fábulas, alegorías, poemas satíricos y religiosos...

Aunque al comienzo de la obra el arcipreste afirma que escribe la obra para apartar a los hombres del amor loco o carnal, la intención parece a veces todo lo contrario. Por lo tanto, hay que interpretar que Juan Ruiz es irónico y pretende que cada lector saque su propia conclusión.

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